(Aci/Infocatólica) Ante esta afirmación, el P. Berardo Graz, coordinador de la Comisión en Defensa de la Vida de la Regional Sur 1 del Episcopado brasileño, ha explicado que estas cifras no corresponden ni siquiera con las del gobierno y que "en realidad las madres que mueren a causa de un aborto clandestino o aborto provocado no llegan a 100 o son incluso menos". "De todas las causas de mortalidad de mujeres, el aborto es la última", precisó el P. Graz.
Las declaraciones de la candidata las ha pronunciado poco antes de la segunda vuelta electoral que se realizará este domingo 31 de octubre y después del discurso del Papa Benedicto XVI a los obispos de la Regional Nordeste V, a quienes señaló que si las circunstancias lo exigen tienen el deber de emitir un juicio moral incluso en temas políticos y a quienes también les recordó que sería falsa cualquier defensa de los derechos humanos que no incluyese la defensa del primero de todos esos derechos, el derecho a la vida.
Al ser preguntada sobre el discurso del Papa, Rousseff comentó que no veía relación alguna con su campaña, en la que en diversas ocasiones dijo que el tema del aborto sería tratado en su gobierno como un tema de salud pública.
"Creo que es la posición del Papa y tiene de ser respetada. Creo que tiene derecho de manifestarse sobre lo que él piensa, es su creencia, y él está ofreciendo una orientación", afirmó.
Por su parte el periodista católico Reinaldo Azevedo criticó esta afirmación y explicó que la posición del Papa no es "su creencia", sino la de la Iglesia Católica. "Es la creencia de más de mil millones de católicos en el mundo entero, para quiénes el Papa es la máxima autoridad religiosa", afirmó el blogger de la revista Veja.
Dilma Rousseff expresó en diversas ocasiones su apoyo a la despenalización del aborto antes de estas elecciones. Esta postura hizo que perdiera unos seis millones de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Ante esta segunda vuelta ha expresado estar personalmente contra el aborto y ha prometido no enviar al Congreso proyectos para su despenalización. Sin embargo activistas pro-vida advierten que estas afirmaciones serían meros intentos de disfrazar su verdadera posición sobre el tema.