(EcclesiaDigital/InfoCatólica) Mons. Rubio asegura en la carta, titulada Misas cantadas y cantos en misa que la denominación misa regional denominación “puede ser un buen reclamo para llamar la atención, pero nada más”. Lo principal es que no son misas cuando “falta su texto litúrgico oficial”.
Al contrario de lo que ocurre en “la Misa Solemne de Beethoven, la Misa en si menor de Bach, o la Misa de Requiem de Mozart”, en las que se cantan “los textos litúrgicos: Kyrie, Gloria, Sanctus... y no otra cosa distinta inventada por ellos”, las misas regionales “tienen el texto de un autor privado y no pueden suplir al texto oficial de la Iglesia”. “El texto del Ordinario de la Misa no se puede alterar”, afirma tajantemente el obispo de Segovia.
El Obispo matiza que “aparte de lo que es fijo e invariable, caben otros cantos como el de entrada, ofrendas, comunión y final, en los que hay más posibilidad de creación en las letras”, pero siempre que estén “fundamentadas en inspiración bíblica” y cuenten con la autorización de la autoridad eclesiástica. De ese modo, prosigue Mons. Rubio, se evitará “escuchar lo que en muchas ocasiones se nos ofrece con verdaderas noñerías, tonterías, inexactitudes e incluso errores teológicos”.
Un Padrenuestro con la música de Señor alcalde
Como ejemplo, el obispo de Segovia se remite al Padrenuestro de una “misa castellana” de las “que pululan por ahí”. Con la misma música resulta esto:
Oh Padre nuestro, Dios de la tierra, (Señor alcalde, señor alcalde),
la tierra dura que sometemos, (que si no hay toros tampoco hay baile).
Santificado sea tu nombre, (y si no hay baile tampoco hay misa),
tu nombre eterno que no sabemos, (porque los mozos no la precisan).
“No es válido poner esta misma música para la liturgia”, dice Mons. Rubio, puesto que “un cristiano medianamente culto no puede cantar a Dios atentamente si la melodía que está cantado le recuerda la chica segoviana, o los mozos de Monleón, o me gustan los labradores, o... señor alcalde”.
Habría que buscar inspiración en la música religiosa y tomar la letra de los textos litúrgicos
A continuación, el obispo asegura que debe admitirse “la buena voluntad de quienes han querido hacer y cantar misas cercanas al pueblo”, pero insiste, “han errado en el método a seguir”, por lo que les anima “a tomar los textos litúrgicos y buscar inspiración, y no simple plagio, en la multitud de música religiosa escondida en nuestros pueblos y con peligro de desaparecer”.
Recuerda que “hay tonadas bellísimas de rogativas a los Cristos o Vírgenes patronas, gozos, salutaciones, loas, himnos patronales, responsorios, misereres, rosarios de la aurora, salves...”, cuya recopilación y reorganización es costosa, pero muy necesario, porque “esto sí es religioso y fuente de inspiración”. También da como ejemplo de este procedimiento, encontrándolo en “la Misa Polifonica, con participación del pueblo, que se viene cantando en la fiesta de la Virgen de la Fuencisla por la Coral Voces de Castilla, inspirada en el himno de la Patrona de Segovia”.
Concluye el arzobispo de Segovia resaltando que “el canto en la liturgia expresa y realiza las actitudes interiores de los orantes, es un lenguaje universal, uno de los signos que los hombres utilizan con mayor naturalidad para manifestar su dolor o su alegría, su protesta o triunfo. El canto contribuye a crear comunidad, y a fortalecer los vínculos de unidad: ‘El que canta (bien) reza dos veces’ (S. Agustín)”.