(Diario de Cuyo/InfoCatólica) En su discurso, Mons. Delgado habló de las “agresiones contra la familia, que surge de la unión profunda de un hombre y una mujer para un proyecto de amor que quiere durar para siempre”. Agregó que “así está escrito en la naturaleza misma de las cosas. El matrimonio real sólo puede darse entre un hombre y una mujer. Si las leyes que hacen los hombres dicen otra cosa, ese papel escrito no cambia la naturaleza verdadera de las cosas”.
El arzobispo lanzó un duro alegato contra los legisladores “que se pusieron en contra del pueblo que los eligió” y sostuvo que “el pueblo sabrá tener memoria de esta agresión, cuando llegue el momento”.
Crimen de lesa humanidad promovido por el Estado
El prelado se refirió después a la legalización del aborto, que calificó como “permiso para matar” y “crimen de lesa humanidad, promovido por los poderes del Estado” y aseguró que “por un absurdo, si hubiera tanto interés en despenalizar delitos, hasta sería mejor que legalizaran, por ejemplo, las coimas, tan frecuentes en ámbitos de poder político. Pero por favor, que no jueguen con la muerte de vidas humanas”. Enérgicamente, Mons. Delgado dijo que “en San Juan, escuchamos que aquí no sobra ningún sanjuanino. Pero parece que a unos cuantos políticos, legisladores y gobernantes les sobran esos seres humanos que todavía no votan ni pueden formar parte de su clientela”.
“No tengan miedo a ejercer con valentía su propia ciudadanía -arengó monseñor Delgado- Alienten a los legisladores que apuestan a la vida y hagan lo imposible para que otros representantes del pueblo no se conviertan en cómplices de una horrible matanza de seres humanos, de un nuevo genocidio en tierra argentina”.
En clara alusión al reciente pedido de perdón de Benedicto XVI por los pecados de los sacerdotes, el arzobispo Delgado recordó que “nosotros también pedimos perdón a Dios y a las personas afectadas por estos pecados”.
Previo a la ordenación, finalizó su mensaje abogando para que “toda acción pastoral y apostólica de la Iglesia se exprese en clave de servicios a las familias” e invitó a los feligreses “a visitar a las familias cercanas, en espíritu de amor y fe” y también “a ofrecer una buena preparación para el matrimonio y fortalecer la catequesis familiar”.
Finalizada la homilía, las más de 3.500 personas que ocupaban el atrio de la Catedral, la calle Mendoza y parte de la plaza 25 de Mayo, asistieron emocionadas al ritual por el cual fueron ordenados primeros los nuevos diáconos y luego, los nuevos presbíteros. Y saludaron con aplausos a los consagrados, cuando finalmente ocuparon sus lugares con sus nuevas investiduras.