(EP/InfoCatólica) El Pontífice ha tenido, al principio de la Homilía, un recuerdo de la visita que hizo Juan Pablo II en 1982 y se ha dirigido a los obispos, a los sacerdotes y a los jóvenes.
A los obispos, les ha animado a su dedicación pastoral y les ha hecho hincapié en su responsabilidad sobre los sacerdotes, a la vez que ha pedido que juntos recen por las vocaciones”.
A los sacerdotes les ha instado a predicar “el Evangelio con un corazón puro y con recta conciencia”. “Dedicaos sólo a Dios y seréis ejemplo luminoso de santidad, de vida sencilla y alegre para los jóvenes: ellos, por su parte, desearán seguramente unirse a vosotros en vuestro solícito servicio al pueblo de Dios”, ha dicho.
Los peligros de la tentación
Por último, el Papa se refirió a los jóvenes católicos de Escocia, a los que ha alertado de las “muchas tentaciones” que deben afrontar cada día: droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol. “El mundo os dice que os darán felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división”, ha constatado.
Con todo, el Sumo Pontífice les ha recomendado: “Sólo una cosa permanece: el amor personal de Jesús por cada uno de vosotros. Buscadlo, conocedlo y amadlo, y él os liberará de la esclavitud de la existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual. Dejad de lado todo lo que es indigno y descubrid vuestra propia dignidad como hijos de Dios”.
Finalmente el Santo Padre ha dirigido unas palabras en gaélico, diciendo: “La paz y la bendición de Dios sea con todos vosotros; que Dios os proteja; y que Dios bendiga el pueblo de Escocia.
La ceremonia, en la que han participado todos los obispos escoceses y miles de sacerdotes, ha sido el acto multitudinario de la primera jornada de Benedicto XVI en suelo británico.