(Agencias/InfoCatólica) En los alrededores de la mina San José, donde se ha ido estableciendo montado un gran campamento en el que viven los parientes de los mineros atrapados y personal de rescate, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, renovó la gratitud a Dios por el “regalo” de haber hallado con vida a estos trabajadores. El cardenal tuvo también la oportunidad de conversar telefónicamente con los mineros atrapados.
Los 33 mineros, que llevan desde el pasado 5 de agosto en el interior de la mina, a 700 metros de profundidad, mantienen contacto con el exterior a través de un conducto trazado por una perforadora, después de haber logrado dar con el lugar en el que se encontraban todos vivos el pasado día 23, festividad de María Reina, en lo que se consideró un auténtico milagro, pedido a Dios por intercesión de la Virgen María y los santos, tanto por los mineros como por muchos de sus familiares y allegados, así como, en general, por el pueblo chileno cristiano, vivamente afectado por el suceso.
Mediante ese conducto se les envían unos tubos de plástico conocidos como 'palomas', en cuyo interior se colocan alimentos, medicinas, cartas, herramientas para comunicarse por video y audio y, esta vez, los rosarios enviados por el Papa Benedicto XVI.
El rescate de los mineros tardará entre 3 y 4 meses, según han dicho las autoridades, aunque los responsables de las operaciones de rescate ya han perforado 41 metros –un cinco por ciento de la distancia total– y estudian otras opciones para sacar a los hombres más rápidamente.