(Agencias) El texto añade que con el desfile, “sus organizadores y autoridades que lo permiten demuestran que les importan bien poco los sentimientos de familias, así como la santidad de la ciudad”
La máxima autoridad de la Iglesia Católica en Tierra Santa se lamenta de que desde el 2002, año tras año esa marcha se ha convertido en una práctica anual y hace su camino cruzando Jerusalén, pese a la conocida y férrea oposición de líderes cristianos, judíos, musulmanes y drusos.
“Dejad que los homosexuales tengan su marcha dondequiera que deseen, sin embargo, dejad Jerusalén y a sus peregrinos y familias en paz”, agrega Twal.
Y afirma que “esta ciudad ha sufrido suficientes heridas y humillaciones y es doloroso que se impida a millones de creyentes árabes, incluidos habitantes de zonas de la Autoridad Palestina, visitar los lugares santos de Jerusalén por razones de seguridad, lugar donde esa parada es autorizada”.
Protección policial para impedir ataques de ultra-ortodoxos
El colorido desfile del Orgullo Gay se celebró ayer en Jerusalén rodeado como es habitual de importantes medidas de seguridad para impedir ataques de grupos ultra-ortodoxos judíos, como ha sucedido en años anteriores.
Otras tres contramanifestaciones religiosas y de la extrema derecha religiosa judía fueron convocadas para protestar por el evento.
La marcha de este año concluyó frente al Parlamento israelí (Kneset) y participaron unas dos mil personas.
Este año se trató de llamar la atención de los parlamentarios sobre la necesidad de aprobar legislación que ayude a alcanzar la igualdad, y se produjo en vísperas de que el próximo domingo se cumpla un año de la muerte de dos chicos homosexuales en un ataque contra un centro juvenil de la asociación de gays y lesbianas de Tel Aviv.