(Fides) El Consejo Mundial de las Iglesias se une, por ello, a las voces de la sociedad civil, de la Iglesia pakistaní y de numerosas instituciones internacionales, religiosas (como “Ayuda a la Iglesia que sufre”) y laicas (como el Parlamento Europeo con la resolución del 20 de mayo de 2010), al pedir la abolición de la ley sobre la blasfemia en Pakistán.
El Consejo Mundial de las Iglesias es un organismo ecuménico con sede en Ginebra que reúne a más de 349 iglesias cristianas de todas las confesiones, en representación de los 560 millones de cristianos en 110 países del mundo, y que actúa “en unidad de fe, testimonio y servicio por un mundo justo y pacífico”. Su acción testimonia la gran cercanía de la comunidad cristiana de todo el mundo al sufrimiento de los fieles en Pakistán.
“La introducción de la ley sobre la blasfemia en el código penal pakistaní –nota el Consejo en la carta firmada por el Secretario General, Rev. Olav Fykse Tveit– toca algunos aspectos entre los más delicados para la libertad civil y religiosa”, en cuando que dicha ley no pocas veces es instrumentalizada por grupos extremistas con el fin de justificar abusos y violencias arbitrarias sobre las minorías religiosas.
El Consejo expresa su gran preocupación, ya que “dicha ley es enemiga y destructiva de la armonía y del bienestar de la gente que vive en una sociedad caracterizada por el pluralismo religioso. El abuso de la ley ha producido violencia física y psicológica, hasta la pérdida de la vida de personas inocentes: se trata de una violación de los derechos fundamentales garantizados por el artículo 36 de la Constitución de Pakistán”.
Por ello, la carta expresa el deseo de que los culpables del homicidio de Faisalabad sean conducidos a la justicia, y pide “medidas urgentes para la derogación de la ley sobre la blasfemia, y para la tutela de los derechos y de la dignidad de todos los individuos de la sociedad pakistaní”