(Agencias/InfoCatólica) En un acto solemne en la Casa Rosada, Cristina Fernández de Kirchner promulgó la ley aprobada la semana pasada en el Senado tras un largo debate.
Kirchner comparó la aprobación de la ley de matrimonio homosexual con la del divorcio, que en su día también generó una enorme polémica en Argentina. “La vida nos va cambiando (...) Estas cuestiones tienen que ver con la condición humana, con la aspiración a la igualdad. Son cosas que no nos pueden dividir sino unir”, sostuvo.
Sucumbieron a la presión foránea
Por su parte, el Presidente de Pro-Vida en Argentina, Roberto Castellano, criticó a los dirigentes de su país que aprobaron los “matrimonios” homosexuales, a los que acusó de estar “más cerca de Barack Obama y Rodríguez Zapatero que de Cristo”. En un comunicado, Castellano señaló que estos dirigentes sucumbieron “a la presión foránea, especialmente desde EEUU y la Unión Europea (…), y no tienen la menor idea del pensamiento católico, a pesar de haberse proclamado casi todos como católicos”.
“Kirchner, Cobos, Carrió, Macri, Solá, Alfonsín, Sanz, Solanas, Pichetto, Menem, Rodríguez Saá, Duhalde, Ibarra, Pinedo, Juez, Reutemann, Romero”, son algunos de los líderes políticos que promovieron la legalización “del pseudomatrimonio entre personas del mismo sexo o el reconocimiento de su versión encubierta a través de la llamada ‘unión civil’. Casi todos activamente y otros por omisión”, recordó el presidente de Pro-Vida.
Recordando el magisterio de Juan Pablo II
Castellano citó al Siervo de Dios Juan Pablo II, que reafirmó que “la Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales”.
El entonces Pontífice indicó que el bien común exige que las leyes protejan el verdadero matrimonio, porque legalizar “las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad”.