(Agencias/InfoCatólica) “Guillermo Fariñas pone fin a su huelga de hambre desde este momento”, afirmó ayer la disidente Gisela Delgado, después de visitar al periodista, de 48 años, que desde marzo se hallaba en el servicio de cuidados intensivos del hospital de Santa Clara.
“Hasta el plazo dado por las autoridades cubanas a la alta jerarquía católica nacional, yo pospongo mi huelga de hambre y sed”, dice un comunicado que sus colaboradores mostraron a través del vidrio de la sala de terapia intensiva del hospital de Santa Clara, donde está internado. Con todo, el estado de salud de Fariñas sigue siendo muy grave, debido a que padece de un trombo en la yugular que los médicos no logran disolver.
La huelga de hambre de Guillermo Fariñas comenzó el pasado 24 de febrero, al día siguiente de la muerte del opositor Orlando Zapata Tamayo. Este, a su vez, se encontraba en su 85º día sin comer de forma voluntaria. Con su protesta, Zapata aspiraba a que el Gobierno cubano mejorara las condiciones de vida en prisión.
La muerte de Zapata supuso la condena mundial del régimen de Raúl Castro y arrojó luz sobre la penosa situación de los derechos humanos en la isla, especialmente de los encarcelados por no pensar como el régimen.
A la vista de lo ocurrido con Zapata, para mantener con vida durante todo este tiempo a Fariñas, en el hospital le han estado dando nutrientes intravenosos, pero él ha rehusado siempre comer o beber. La madre de Guillermo Fariñas, Alicia Hernández, insistió ayer en que su hijo sigue en estado grave.