(Agencias/InfoCatólica) La fuente está formada por dos contenedores de agua, la primera de seis metros y la segunda de ocho. En el centro tiene una palma.
Seis esculturas de bronce, del artista Franco Murer algunos momentos de la vida del Santo Custodio: el matrimonio de José y María, el primer sueño de José, el nacimiento de Jesús, la huída a Egipto, el hallazgo de Jesús en el templo, el trabajo cotidiano de la Familia de Nazaret.
En su alocución, el Santo Padre aseguró que
“esta bella fuente dedicada a san José constituye una simbólica llamada a los valores de la sencillez y de la humildad en el cumplimiento cotidiano de la voluntad de Dios. Valores que caracterizaron la vida silenciosa, pero preciosa del Custodio del Redentor”.
Confiar en Dios es renunciar a nosotros mismos
“San José confiando en Dios, fue consciente de cooperar con el plan de salvación”, dijo el Papa, quien añadió que “confiar en Dios no significa realizar lo que nosotros hemos planeado” sino que consiste en “renunciar a nosotros mismos porque sólo quien acepta dejarse tomar por Dios puede ser ‘justo’ como San José, y puede conformar la propia voluntad a la de Dios y así realizarla”.
El Papa destacó cómo en el Evangelio no hay escrita ninguna palabra pronunciada directamente por san José, que desarrolló en silencio su vida:
“Es el estilo que lo caracteriza en toda la existencia, tanto antes de encontrarse de frente al misterio de la acción de Dios, en su esposa, como cuando –consciente de este misterio– está cerca de María en la Natividad”.