(DiariodeNavarra/InfoCatólica) El sábado cientos de tudelanos y vecinos de otras localidades de la Ribera navarra , como Arguedas, Valtierra, Murchante o Corella, salieron en procesión desde la Catedral para recorrer las calles que llevan hasta el monumento al Corazón de Jesús que preside la capital ribera. Una narración por megafonía acompañó los pasos de los fieles animándolos a levantar la vista al Corazón de Jesús y a dar gracias al Señor por salir a su encuentro. Las imágenes de Santa Ana, patrona de la ciudad y del Sagrado Corazón cerraban la procesión.
En Pamplona, la procesión salió ayer desde la Plaza de la Cruz, tras el rezo de Vísperas y la concentración de las banderas y miembros de unas 50 secciones de la Adoración Nocturna y de otras congregaciones y cofradías, unos doscientos auroros, varias bandas de música, decenas de monaguillos y niños de primera comunión, y varios miles de fieles de parroquias, asociaciones y movimientos apostólicos.
La procesión iba encabezada por el Sagrado Corazón de la Parroquia de Peralta y terminaba con la carroza del Santísimo Sacramento, precedido de un centenar de sacerdotes diocesanos, religiosos y de la prelatura del Opus Dei. A lo largo del trayecto se fueron sumando más fieles y se han entonado diversos himnos religiosos, hasta llegar al recinto del Seminario, donde el martes fue colocada, sobre una elevación de más de 10 metros de altura, una monumental imagen del Sagrado Corazón, obra del extremeño Rodrigo Espada Belmonte, fundida en bronce y de 6 metros de altura.
Tras bendecir solemnemente el monumento, la misa ha comenzado hacia las 19 horas y terminó con la bendición solemne con el Santísimo y los aplausos de entusiasmo y agradecimiento de los asistentes, pasadas las 20.30 horas.
“El amor de Dios es el único que revitaliza nuestra vida”
En la homilía, Mons. Francisco Pérez saludó a los sacerdotes que le acompañaban, a las autoridades civiles, militares y académicas , a los representantes de las asociaciones y congregaciones a los auroros y a todos los fieles, recordando que “es un día de alegría, porque el amor divino nos invita a ser partícipes de su vida”. Enumeró diversas situaciones en las que muchas personas con dificultades y sufrimientos encuentran refugio en el corazón de Cristo y recordó la importancia de estos actos como oportunidad de todos para volver los ojos al Señor.
El Arzobispo explicó que el significado de la consagración de Navarra al Corazón de Jesús es “acoger su amor y darlo desde nuestro corazón purificado a los demás”, exhortó a todos a “acercarse con el alma al corazón de Dios” y no perder nunca “la unión con Jesucristo”. “El amor de Dios es el único que revitaliza nuestras vidas. Sólo quien se acerca generoso a Cristo recibe gracias abundantes. Porque Jesús alienta, fortalece y anima debe surgir en nosotros el deseo de que se haga lo que Él quiera”, subrayó.
Mons. Pérez González aseguró que todas las obras buenas han de tener su centro en el amor de Dios y por Él, a los hermanos, en especial a los más cercanos y a los más necesitados, y pidió que Navarra no pierda nunca sus raíces cristianas. Con la consagración, señaló, la diócesis quiere “fortalecer las raíces de nuestra fe, alentar la caridad con los más necesitados y ofrecer un servicio material y espiritual a toda Navarra”. En ese sentido, el Arzobispo recordó que la consagración de las diócesis de Pamplona y Tudela está vinculada a la iniciativa de abrir un centro de acogida para mujeres embarazadas en situaciones de dificultad, proyecto al que se ha destinado la colecta.