(Agencias/InfoCatólica) El promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Charles Scicluna, dirigió a los asistentes una meditación del Evangelio de Marcos, seguida de la bendición solemne con el Santísimo.
"El que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le pusieran al cuello una piedra de molino y fuera arrojado al mar", dijo monseñor Scicluna citando las palabras de Jesús en el pasaje de Marcos 9,42. Scicluna recordó también el comentario que hizo San Gregorio a estas palabras: "El que después de ser llevado a una profesión de santidad destruye a otros a través de la palabra, o con el ejemplo, sería mejor para él que sus malas acciones fuesen causa de muerte".
Según Scicluna, "la Iglesia ha tenido siempre cuidado de los niños y los débiles" y considera al niño "icono del discípulo que quiere ser grande: acogerlo en el Reino de Dios como un niño significa acogerlo con el corazón puro, con docilidad, abandono, confianza, entusiasmo, esperanza". Sin embargo reconoció, en los casos de abusos sexuales, "este icono tan santo es pisoteado, roto, enfangado, abusado, destruido".
Por ello, agregó, "sale del corazón de Jesús un grito de profundo eco: 'Dejad que los niños se acerquen a Mí. No lo impidáis, no dejéis que tropiecen en su camino hacia Mí, no obstaculicéis su progreso espiritual, no los dejéis seducir por el mal, no hagáis de los niños el objeto de vuestra impura codicia'".
Remedios radicales para gravísimos pecados
Monseñor Scicluna agregó que en los siguientes versículos de San Marcos, el mismo Jesús propone una "solución" radical: "Si tu mano derecha, tu ojo derecho, tu pie derecho te escandalizan, córtatelo; pues más te vale entrar en el Cielo manco, cojo, ciego, que ser arrojado al Infierno con las dos manos, pies, ojos" (Cf. Mc 9, 43-49). La mano, el ojo, el pie, significan para muchos Padres de la Iglesia las personas a las que nos unen vínculos de afecto y comunión, los amigos. Pero, añadió, "la amistad cristiana está sometida a la Ley de Dios", de modo que "si mi amigo, mi compañero, la persona querida es para mí ocasión de pecado, se convierte en un tropiezo en mi peregrinaje y no tengo otra elección que cortar esta unión", dijo.
Además, añadió, el Señor se refirió también a que cada uno será probado a fuego. Y vinculó el fuego a la Eucaristía, fuego de amor, así como al Espíritu Santo y a la Cruz, que purifican y santifican. Monseñor Scicluna citó las palabras de Benedicto XVI el día de Pentecostés: "No tengáis miedo. Debemos saber reconocer que perder algo, incluso a uno mismo por el verdadero Dios, el Dios del amor y de la vida, es en realidad ganar, reencontrarse más plenamente. (...) ¡Vale por tanto la pena dejarse tocar por el fuego del Espíritu Santo! El dolor que nos causa es necesario para nuestra transformación. Es la realidad de la cruz: por eso en el lenguaje de Jesús el “fuego” es sobre todo una representación del misterio de la cruz, sin el cual no existe el cristianismo. (...) ¡Ven, Espíritu Santo! ¡Enciende en nosotros el fuego de tu amor! Sabemos que ésta es una oración audaz, con la que pedimos ser tocados por la llama de Dios; pero sabemos sobre todo que esta llama, y sólo ésa tiene el poder de salvarnos. No queramos, por defender nuestra vida, perder la eterna que Dios nos quiere dar".
Oración y adoración promovida por estudiantes de las Universidades Pontificias de Roma
Respondiendo a la carta que Benedicto XVI envió a la Iglesia en Irlanda en marzo, un grupo de estudiantes se sintieron interpelados por la petición del Papa a la oración y la penitencia y a dedicar una atención particular a la adoración eucarística en todas las diócesis, como reparación por los pecados cometidos por los sacerdotes. Siguiendo esa petición, estudiantes y seminaristas de universidades pontificias de Roma solicitaron tener un día de oración y reparación en la Basílica de San Pedro de Roma.
La iniciativa ha sido acogida por el Cardenal Angelo Comastri, Arcipreste de la Basílica y Vicario General del Papa para el Estado de la Ciudad del Vaticano. Desde las 10 horas hasta el mediodía, los participantes adoraron al Santísimo Sacramento expuesto en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, en desagravio y reparación por los abusos sexuales cometidos por religiosos y sacerdotes, y rezaron por la curación de las heridas de las víctimas de esos abusos.
Los lectores han invitado a los presentes a rezar "por las víctimas de los abusos perpetrados contra hombres y mujeres de Iglesia, para que puedan encontrar la curación de sus heridas y experimentar la paz verdadera" y "por los sacerdotes y religiosos que han cometido abusos, para que a la luz de la verdad puedan afrontar con honestidad las consecuencias de sus culpas y acoger las exigencias de la justicia".