(Elzonda/InfoCatólica) Monseñor Alfonso Delgado abordó el tema desde la condición natural del ser humano y cuestionó el tratamiento del tema en el ámbito legislativo con la argumentación de un acuerdo civil ya que los acuerdos civiles están contemplados en la legislación argentina.
-¿Qué opina de que la Cámara baja del Congreso aprobara el matrimonio civil entre personas del mismo sexo?
Quiero recordar que los hombres podemos decir, establecer, resolver, dictaminar muchas cosas que serán eficaces, realmente ciertas si corresponden a la dignidad del hombre y al orden natural de las cosas. Los hombres podemos derogar por Ley a la Ley de la gravedad, al que haga eso le sugiero que suba a un rascacielos y se tire cuesta abajo para ver si está derogada o no la Ley de la gravedad, que solamente se puede prescindir de ella cuando uno está en el espacio. Con todo respeto hacia las personas que estiman que se puede vivir de otra forma, el orden natural nos dice que la familia, el matrimonio surge de la unión natural de un hombre y una mujer para un proyecto común. Ese proyecto común se expande en el tiempo, en los hijos, nietos. Entonces, al faltar uno de los componentes esenciales, podemos poner todos los sellos que nos gusten, establecer todas las fiestas que nos parezcan, pero lo natural no lo podemos derogar. Ninguna legislatura del mundo puede derogar el orden de lo natural.
- ¿Se puede separar lo religioso de lo civil?
Si dos personas deciden armar un negocio, dejarse mutuamente la herencia, vivir juntos o separados, está contemplado en la legislación argentina y está permitido. Es decir que no haría falta ninguna legislación especial para cumplir ese objetivo en los casos en que las personas así lo quisieran. Pero el matrimonio es otra cosa, no es una cuestión principalmente eclesiástica, es una cuestión humana. ¿Por qué la Iglesia procura dar luz sobre la verdadera realidad del matrimonio? Porque la luz de la fe potencia todas las circunstancias, la naturaleza, la dignidad humana, entonces dice con todo respeto, el orden natural de las cosas es así. No podemos derogar lo que es un matrimonio como no podemos derogar la Ley de la gravedad.
-¿La Iglesia fue consultada? ¿Acercó su opinión sobre el tema?
Por supuesto, cuando fue consultada dio su opinión.
-¿Y cómo toma esta aprobación?
Con todo respeto, es una responsabilidad de la Legislatura nacional. Al margen del resultado, no podemos derogar el orden natural.
- ¿Es preocupante el mensaje que da la Cámara de Diputados?
Coincido con esa apreciación.
- ¿Qué opina de la adopción en esos casos de unión civil?
Y…, yo me pongo en el lugar del chico adoptado, dice acá está mi papá y acá está mi papá. Está mi mamá y está mi mamá. Los sexos son complementarios y ya sabemos que para que algo crezca bien, necesita de esa complementariedad, también los hijos. Ayer leía el análisis de una persona estudiosa del tema que hacía una reflexión luego de 20 años de divorcio en la Argentina. Decía “que los problemas se ven más tarde”. Cómo sufren los hijos de familias separadas, donde ya no se sabe quién es el papá y quién es la mamá. La cuestión humana de orden natural. Yo respeto a las personas en esta situación y la Iglesia los respeta y quiere de algún modo ayudarles a resolver con la ayuda de Dios las cuestiones que no puedan resolver. Pero esto no va en orden a sumar el bien de todos, lo digo con todo respeto. No creo que nadie busque el mal pero a veces, sin darnos cuenta sí podemos abrir caminos que no respetan el orden de las cosas. Creo que tenemos que apuntar a apuntalar una sociedad donde los carriles que transiten los hombres, se respete la naturaleza de las cosas. Uno de los descubridores del virus del SIDA, dijo “Dios perdona siempre, los hombres a veces, pero la naturaleza nunca”, no sé si se puede aplicar a este caso o no, lo veremos dentro de unos años.
-¿Como sería crecer en una pareja de homosexuales?
No quiero entrar en juicios pero el orden natural de las cosas es otro, respetemos el orden natural. El matrimonio es entre un hombre y una mujer que puede no solamente complementarse mutuamente sino que puede transmitir el fruto de la vida, una vida que hay que madurar, ayudar a crecer, educarla en dignidad como hombre, como mujer, como ciudadano. Todos tenemos un gran componente de afectividad, eso no se compra en el supermercado, esa afectividad natural de madre, de padre, es lo que crea el clima apropiado para que esa persona se desarrolle. Entonces la Iglesia alienta a todos los legisladores a tener mucho cuidado con el orden natural de las cosas.
-¿Esto no es discriminatorio?
La Iglesia no discrimina a nadie, decir la verdad no es discriminar. Además respeta lo natural y no trata de imponer otro estilo de vida dando un marco legislativo en torno a los bienes.
-Pero el casamiento civil también es un contrato donde acuerdan las partes.
Sí, pero ahí es un hombre y una mujer. Por eso, equiparar a la riqueza del matrimonio otra cosa que no lo es, en el fondo es terminar empobreciendo lo que es.