(PJRock/F. Mateos/InfoCatólica) El encuentro comenzó el viernes con la vigilia de oración en la Colegiata de Torrijos, donde estuvo expuesto el Santísimo, y que fue acompañada por la hermana Glenda. Un momento intenso de oración que centró todo el fin de semana. A continuación todos los participantes ya acreditados caminaron hacia el recinto en el que tuvieron lugar los conciertos de esa noche.
Un gran explanada, equipada con 100.000 watios de luz y 35.000 watios de sonido, recibió a todos los asistentes al PJ Rock 2010. Tras escuchar a la Voz del Desierto, que abría los conciertos de esa noche, siguieron hasta más de las tres de la mañana grupos como Católicos sin Complejos, Don José, Kairoi, Kénosis... La noche continuó con la adoración continuada al Santísimo para quienes quisieran y estuvo salpicada por momentos de oración en la tienda habilitada para ello, así como por la posibilidad de confesión en cualquier momento.
El sábado, catequesis, talleres, Eucaristía, concursos y más conciertos
Ya a la mañana siguiente tuvieron lugar las catequesis con el tema “La alegría de mi juventud” con Monseñor César Franco, Obispo Auxiliar de Madrid, y Monseñor Antonio Algora, Obispo de Ciudad Real.
Durante el resto de la mañana todos los participantes pudieron participar en los diferentes talleres que tenían por tema “La Eucaristía en la pastoral juvenil”, de la delegación de juventud de Madrid; “La Eucaristía y la vocación en los jóvenes” de la delegación de juventud de Getafe; el concurso-gymkana de graffitis, videos, música, fotografía, publicidad..., de Jóvenes Cristianos en Acción; “La Misa explicada”, de la delegación de juventud de Albacete y “la Eucaristía y la misión”, de Obras Misionales Pontificias.
La mañana se cerró con la Eucaristía, mientras que todos los artistas habían tenido su momento de encuentro, formación y oración acompañados por el Arzobispo de Toledo, que dio paso a la comida, con una gran paella ofrecida por el pueblo de Torrijos.
La tarde comenzó con el primer concurso nacional de cantantes noveles en el que hubo especialmente gran ilusión y calidad que hizo difícil la decisión del jurado dando como ganador en la categoría de menores de 30 años al grupo “Arturo & company” y al grupo de la parroquia de Torrijos en la categoría de mayores de 30 años. Posteriormente se comenzó con el torneo nacional de fútbol sala, en el que vencieron la parroquia de Torrijos y Peregrinos de María. Al mismo tiempo los jóvenes podían participar del taller de magia pastoral a cargo de Agustín de la Poza del Círculo Mágico Internacional don Bosco, y participar en los stands de la Jornada Mundial de la Juventud, de Manos Unidas, Cáritas, Obras Misionales Pontificias, Editorial San Pablo y Fundación “Consuela a mi pueblo”.
Y los conciertos continuaron en el escenario con Chito de Brotes de Olivo, Toni Torrelles, Maite López, Olga Martínez, Fray Nacho, Siete Días, Gaby and Company, Nico, Don José, la Hermana Glenda, Migueli, entre otros. Intercalados con testimonios que sintonizaban y acercaban cada vez más a artistas y público creándose un muy buen clima.
La clausura: Eucaristía, premios, manifiesto
Al día siguiente, tuvo lugar la Eucaristía de clausura presidida por Monseñor Braulio Rodríguez y la clausura del festival, la entrega de premios y la lectura del manifiesto que decía lo siguiente:
Nosotros, jóvenes y artistas católicos reunidos en Torrijos (Toledo) con ocasión del Festival de Música PJROCK queremos transmitir a todos los jóvenes de España un mensaje de paz, amistad, felicidad y verdadero amor.
En estos tres días de festival hemos disfrutado de la música que nos habla de Dios, vivido la comunión con Jesús Eucaristía, sentido la cercanía de la Iglesia de la que formamos parte y convivido fraternalmente a pesar de los diferentes orígenes y sensibilidades de cada uno de nosotros.
Creemos que es posible compartir con otros jóvenes nuestra forma de vivir la realidad. Sabemos que nuestro deseo de felicidad no es diferente al de los demás. Con independencia de la religión que profesemos, o de que no profesemos ninguna, el entendimiento entre todos nosotros no es una utopía; constituye una necesidad. Nos une el hecho de soñar por una sociedad mejor, basada en valores comunes e inherentes a la dignidad del ser humano: el derecho a la vida desde el momento de la concepción, el sabernos iguales y unidos fraternalmente, la defensa de los más débiles, el derecho a expresar nuestra fe públicamente y poder compartirla con otros, la caridad como base de nuestras relaciones humanas, la búsqueda de la belleza en la Naturaleza; en definitiva, una sociedad en la que los jóvenes también seamos protagonistas y ocupemos el espacio que nos corresponde. Como jóvenes católicos proponemos el modelo de Jesucristo: un joven que es amigo de los jóvenes, que se ha entregado a los demás, amante de la paz y de la justicia, constructor de fraternidad y que, además, es Dios, desde quien todo nos es dado.
Estamos firmemente convencidos de que otro mundo es posible. Un mundo en el que los jóvenes vivamos inmersos en la alegría, y no en la angustia; un mundo en el que seamos guiados por la esperanza en el futuro y no por el disfrute egoísta del presente; un mundo en el que individual y socialmente busquemos el verdadero progreso. Como jóvenes católicos nos comprometemos a construir una sociedad mejor y a unirnos en este esfuerzo, desde nuestro ser joven, a todos aquellos que buscan el bien común.
Sabemos que no podemos hacerlo solos. Como jóvenes católicos nos sentimos identificados con una Iglesia joven y así la testimoniamos, abierta a los jóvenes y universal, que acoge y no excluye, que es madre y maestra. Una Iglesia representada y dirigida por nuestro Papa Benedicto, a quien nos unimos personal y comunitariamente en este momento, mostrándole nuestra fidelidad; sabemos que él confía en los jóvenes, nos orienta y nos guía. Una Iglesia que busca sumar fuerzas y que tiende sus brazos a quienes, desde sus propios ideales, persiguen el desarrollo integral del ser humano y la paz social.
Ante la injusticia, el sufrimiento, la corrupción y la pobreza queremos cantar a la esperanza, a la alegría, a la dignidad y al compromiso. La sociedad necesita de los jóvenes y los jóvenes católicos podemos desempeñar un papel fundamental en la misma desde nuestra cercanía a Dios, nuestra pertenencia a la Iglesia y nuestra pasión por construir, entre todos, un mundo mejor.