(Agencias/InfoCatólica) Los capuchinos escogieron para la traslación de las reliquias de san Pío de Pietrelcina (1887-1968) la fecha del aniversario de la elección de Benedicto XVI, que corresponde también al inicio de su 126º capítulo provincial. La traslación fue autorizada por la Congregación romana para las Causas de los Santos.
La celebración comenzó con la oración de la liturgia de Nona a las 16,15 horas en el santuario de Santa María de las Gracias (donde reposaban los restos mortales del santo desde hacía 42 años), en presencia del arzobispo de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo, Monseñor Michele Castoro.
La procesión para la traslación propiamente dicha hacia la iglesia de San Pío de Pietrelcina comenzó a las 16.30 horas, tras un momento de oración y unas palabras del arzobispo. “A San Pio hemos querido construirle un sepulcro nuevo, pero deseamos también asegurarle que de ahora en adelante nosotros mismos queremos vivir como hombres nuevos, vivir una vida nueva y mirar con ojos nuevos las necesidades de los hermanos”. Estas fueron las palabras con las que Monseñor Michele Castoro concluyó su homilía ayer.
La urna que contiene las reliquias del santo fue transportada por doce frailes sobre un carro adornado con flores de distintos colores, semejante al que trasladó los restos de San Francisco de Asís. Monseñor Castoro presidió la Eucaristía a las 17,30 horas, con la consagración del altar y la colocación de la urna en el pilar central de la iglesia.
La nueva basílica de San Pío de Pietrelcina
La nueva basílica fue inaugurada por Benedicto XVI el 21 de junio de 2009, durante su visita a San Giovanni Rotondo. El San Giovanni Rotondo es el tercer lugar de peregrinación más visitado del mundo católico, tras el Vaticano y la Basílica mexicana de la Virgen de Guadalupe, con más de siete millones de fieles al año.
El ministro provincial de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, expresó emocionado: “Esta celebración quiere significar la invitación a tenerlo cerca y pedirle perdón si no siempre hemos estado a la altura del legado que nos dejó. Con la consagración del altar y la colocación de la urna que contiene los restos de San Pío se cumple el rito de dedicación de esta iglesia. Ella representa la culminación de un recorrido: que este lugar sea el signo de la corona que Dios le ha reservado como siervo fiel, la vida nueva en Cristo que vive y reina por los siglos de los siglos”.
El “apóstol del confesonario”, como era conocido el padre Pío tras ingresar en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, fue ordenado sacerdote en 1910. A los 31 años comenzó a experimentar el fenómeno místico de los estigmas (llagas similares a las de Cristo clavado en la cruz), que se mantuvieron a lo largo de toda su vida y que desaparecieron sin dejar huellas el 22 de septiembre de 1968, un día antes de su muerte.
En el convento de San Giovanni Rotondo, fundó la Casa del Alivio del Sufrimiento, para acoger a los más necesitados. Juan Pablo II lo beatificó en 1999 y lo canonizó el 16 de junio de 2002. Su fiesta litúrgica se celebra el 23 de septiembre.