(DiarioVasco/InfoCatólica) El obispo de San Sebastián, Monseñor José Ignacio Munilla, ha respondido a las preguntas del Diario Vasco tras la reciente elección de vicario general y de pastoral:
- Ya ha completado su equipo, ¿cuál es el primer asunto que van a abordar?
Lo primero es poner a los vicarios al día en los asuntos principales que me han llegado en estos tres meses que llevo como obispo de nuestra Diócesis… Con la colaboración del Consejo de Arciprestes, queremos elaborar el plan pastoral del próximo curso, así como ir constituyendo algunos organismos que todavía están pendientes (Consejo Presbiteral, Consejo Pastoral Diocesano, etc).
- ¿Por qué ha elegido a González y a Mendizábal como vicarios?
Porque creo que su perfil cumple con las tres características buscadas: a) Colaboración leal y estrecha con su obispo, b) Capacidad de conjunción entre los dos vicarios, de forma que su diferente sensibilidad sea una riqueza y no un obstáculo, c) Fluidez en su interlocución con los diversos sectores de la Diócesis.
- Ha sorprendido la elección de uno de los párrocos que firmó el manifiesto en contra de su nombramiento, ¿por qué le ha elegido a él? ¿Es un golpe de efecto para acallar las críticas que se han elevado sobre usted?
Una Diócesis no se puede gobernar con golpes de efecto. Eso sería caer en el “pan para hoy y hambre para mañana”. Esta elección no deja de ser una demostración práctica de lo que tantas veces he manifestado: Nunca he creído en esa visión reduccionista de la Iglesia, que pretende describir y juzgar su vida bajo unos prismas de tipo político, ajenos a nuestra realidad: Me refiero a “derecha-izquierda” o “progresista-conservador”.
Cuando partimos de una fidelidad plena a la Palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia, las diferentes sensibilidades enriquecen nuestra vida. Por el contrario, cuando esto no es así, las diferentes sensibilidades son la pantalla de la desafección o de las ideologías que se levantan como muros insalvables…
He elegido a Juan Kruz Mendizabal como Vicario de Pastoral, porque creo que esto lo tiene claro, y porque observo que es un sacerdote incansable, ilusionado y cercano; que va a lo concreto, al tú a tú, sin perderse en discusiones abstractas…
- La elección se produce después de un proceso de consulta que también ha sido censurado por ser menos participativo que en ocasiones anteriores, ¿por qué ha cambiado el sistema?
En primer lugar quiero aclarar que este sistema de consulta no lo he inventado yo, sino que ha sido consensuado en sus aspectos básicos con los demás obispos del País Vasco, además de ser debatido y matizado por nuestro Consejo de Arciprestes… Tenemos que tener en cuenta que los Vicarios no son –permítaseme la expresión- “enlaces sindicales” de la base, sino representantes del obispo ante el resto de la Diócesis. Por ello, es el mismo obispo quien los elige, aunque creo que es conveniente sondear a la Diócesis, para conocer la acogida previsible que los candidatos puedan tener.
- ¿Son los dos elegidos los candidatos más propuestos?
Ciertamente, los dos, Joseba y Juan Kruz, han sido de los candidatos más aconsejados. Pero, como digo, no se trataba de hacer un referéndum o unas elecciones, sino un proceso consultivo.
- ¿Cómo definiría actualmente su relación con la diócesis? ¿Ha conseguido la conciliación que buscaba cuando llegó?
Soy consciente de que mi llegada a la Diócesis fue bastante atípica, y de que “sacamos mucho ruido”. Esto nos ha llevado a estar en el ojo del huracán, observados con expectación desde dentro y desde fuera.
Es obvio que la situación es delicada, pero no es menos cierto que la relación personal es el mejor antídoto contra los prejuicios. Es a lo que me he dedicado en este tiempo. Tenemos la tendencia a hablar demasiado “los unos de los otros”, y por el contrario, nos falta hablar más “los unos con los otros”.
Ahora bien, es imposible estar en todas partes, de modo que ocurre que esta comunicación es más fácil en el entorno de la Curia, donde el obispo está presente de forma continua, pero es más escasa en los lugares alejados. Ésta es la razón de la importancia de la elección de los Vicarios, para que sean la prolongación del obispo allá donde él no pueda llegar con tanta facilidad.
- ¿Qué aspectos o qué asuntos tiene en su mente modificar? ¿Cuál es su objetivo de Iglesia guipuzcoana? ¿Qué le sobra y qué le falta?
En términos generales, dentro de la famosa trilogía “ver, juzgar y actuar”, yo creo que todavía estoy en la primera fase, lo cual no quiere decir que no tengamos capacidad de ir respondiendo a las necesidades más urgentes…
En los diversos encuentros que he tenido con los Arciprestes, hemos concluido que sería precipitado elaborar en este momento un plan pastoral para el próximo quinquenio. Parece más prudente que ahora nos limitemos a establecer unas prioridades para el próximo curso, y que durante su transcurso, marquemos las líneas fundamentales de actuación...
- ¿Se ha mostrado tal y como es? Quiero decir, ¿ha hecho un esfuerzo para evitar decisiones que podrían no ser comprendidas? ¿Lo seguirá haciendo?
No me veo a mí mismo “actuando” para evitar problemas o para buscar el aplauso fácil. Eso sería traicionar mi conciencia… Lo cual, no quita para que un obispo tenga que hacer continuamente un ejercicio de prudencia, discerniendo el orden de prioridades que debe seguir para afrontar los problemas. A veces lo urgente no coincide con lo importante, aunque hay que tener cuidado de que lo urgente no nos impida afrontar lo importante.
- ¿Ha recibido el apoyo de los fieles que reclamó a su llegada? ¿En qué momento se encuentra la Iglesia católica en Gipuzkoa?
Sí, la verdad es que impresiona mucho comprobar las muestras de comunión que los pastores reciben de sus fieles… Uno de los grandes activos de nuestra Diócesis es precisamente éste: el compromiso de miles de laicos en la vida pastoral de la Iglesia. Por el contrario, creo que nos falta fortalecer una segunda dimensión de la vocación laical: la presencia de los católicos en la vida pública.
Pero para hacer una radiografía de la situación de nuestra Iglesia, a lo anterior hay que añadirle el problema de la escasez de las vocaciones sacerdotales y religiosas… El compromiso de los seglares es importantísimo, pero no suple la aportación del ministerio apostólico o de los carismas religiosos…
- ¿Qué tiene pensado hacer para frenar el descenso en la falta de vocaciones? ¿A qué cree que se debe?
Aunque no dudo de que el problema sea complejo, estoy convencido de que el florecimiento de las vocaciones pasa por la revitalización de las parroquias (la Pastoral Vocacional y la Pastoral Juvenil son, en la práctica, las dos caras de una misma moneda). A esto añado que los sacerdotes y religiosos tenemos que esforzarnos en contrarrestar con nuestro testimonio personal, la imagen tan denostada que la sociedad recibe del sacerdocio y de la vida religiosa.
- ¿Por qué existe una brecha cada vez mayor entre la Iglesia católica y la sociedad civil?
Hay que distinguir entre la secularización y el laicismo anticlerical. Es comprensible que la secularización progresiva de Occidente haya conducido a una mayor diferenciación entre el ámbito religioso y el civil. Pero otra cosa muy distinta es la agresividad anticlerical de corte laicista… El anticlericalismo de nuestros días es similar al “sarampión” que pasó la sociedad francesa en la primera parte del siglo XX. Yo confío en que nos llegue también a nosotros algún día una cierta “madurez laica”.
- ¿No cree que si la Iglesia católica quiere sumar fieles debería dejar de reprobar acciones que son asumidas con normalidad por el conjunto de la sociedad?
No lo creo… porque no es lo mismo “ganar simpatías” que “sumar fieles”. La experiencia nos dice que en Europa y EEUU, las comunidades protestantes que más han adaptado su mentalidad a lo políticamente correcto, son las que más fieles han perdido.
Para tener los mismos valores del mundo, no hace falta ser miembro de ninguna Iglesia, basta dejarse llevar por la corriente.
- ¿Cuáles son los mayores pecados de la sociedad civil?
La caída de las ideologías y de los idealismos ha conllevado una cultura dominante en la que cada uno busca egoístamente su “bienestar”, desentendiéndose de todo y de todos… Por poner un ejemplo, ayer recibí la visita de la junta directiva de una federación de padres de alumnos, y me contaban la dificultad que estaban padeciendo, para conseguir una asistencia mínima para las conferencias que convocan, o para renovar los cargos de su asociación…
- ¿Y los de la Iglesia católica?
Nuestro mayor pecado es no creer plenamente en los que llevamos entre manos… Dicho de otro modo, nuestro mayor enemigo es la secularización interna. Siempre se ha dicho que sólo los enamorados enamoran, y si en estos momentos nos cuesta tanto transmitir la fe a las nuevas generaciones, es también porque nos falta convicción y coherencia con nuestra fe.
- ¿Por qué ha tardado tanto tiempo el Vaticano en pedir perdón a las víctimas de los casos de abusos y pederastia cometidos por sacerdotes?
Una de las equivocaciones mayores suele ser la de pretender superar el mal tapándolo. El miedo al escándalo nos puede impedir obrar con la valentía propia de los profetas.
Por eso, me parece providencial que tengamos a Benedicto XVI al frente de la Iglesia, y que esté dando un testimonio tan inequívoco de compromiso con la Verdad… La carta que escribió a los fieles de la Iglesia Irlandesa (en realidad, a los fieles de todo el mundo), es sencillamente ¡¡impresionante!! Es un hombre que cree en aquella palabra de Cristo: “La verdad nos hará libres”
Ahora bien, es también asombroso comprobar, cómo algunos círculos anticlericales se revuelven contra el Papa, porque no hay luz para quien no quiera ver. Su odio a la Iglesia es inversamente proporcional a su deseo de Verdad y de Bien.
- ¿Qué le parece la retirada de símbolos religiosos de las instituciones?
A mí me parece que toda cultura tiene sus raíces y sus símbolos, y que es muy mala señal que nos sintamos incómodos con ellos. Frecuentemente, suele ponerse como excusa el pluralismo religioso, pero yo todavía no me he encontrado con ningún musulmán que se queje de la presencia de la cruz de Cristo. Y, desde luego, no me imagino al parlamento Israelí tomando la decisión de quitar la estrella de David, por mucho que aquella nación tenga el mayor porcentaje de agnósticos.
En definitiva, yo creo que algunos confunden el “romper las cadenas” con “cortar las raíces”. Lo primero nos libera, pero lo segundo…. es un signo de nuestra falta de identidad.
- ¿Hay alguna novedad del tema del libro de Pagola? ¿Mantiene usted la relación personal como obispo, tal y como lo anunció?
Pues no, la verdad es que no la hay; o, cuando menos, yo no la conozco. Bien es verdad que, como anuncié en su momento, el juicio doctrinal sobre el libro “Jesús de Nazaret” está fuera de mis competencias.
Con D. José Antonio Pagola procuro mantener la relación que se espera de un obispo con sus sacerdotes, máxime cuando éstos están en una situación difícil. Por propia experiencia, sé lo importante que es sentirse acompañado por el obispo en los momentos delicados. Le pido a Dios saber hacerlo con D. José Antonio y con todos los demás sacerdotes.
-Da la sensación de ser un hombre muy seguro de sí mismo, ¿alguna fobia terrenal?
Soy más inseguro de lo que muchos puedan suponer. Pero no estoy solo: Dios ayuda en todo momento y muchas personas también, con su trabajo y con su oración, particularmente.
-¿Cuál es su hobby?
La montaña… aunque, por desgracia, se puede decir que “no soy practicante”. Pero como siempre hay que tener propósito de enmienda, he hecho el plan con un amigo, para ir andando de San Sebastián a Aránzazu, en dos etapas.
-¿Sigue diariamente la actualidad informativa?
Ahora que tengo vicarios, espero seguirla con un poco más de detalle. Hasta ahora no he podido dedicar más que un tiempo mínimo.
- Ha celebrado ya su primera Semana Santa en la Catedral de San Sebastián. ¿Alguna anécdota?
Al término de una de las celebraciones, se acercó a la sacristía un joven con síndrome de Down, acompañado de su madre, sosteniendo en su mano un recorte de periódico, en el que se daba noticia de la implantación en la sanidad pública de una prueba más “eficaz y sencilla” para detectar el síndrome de Down durante el embarazo… (ni que decir tiene, que con una clara intención…). Este joven down, con una clarividencia que no olvidaré fácilmente, me dijo: “¡Señor obispo, defiéndanos, que nos quieren hacer desaparecer…!”
-¿Qué noticia le gustaría leer o escuchar?
La paz definitiva en nuestro pueblo y en todos los lugares de la Tierra donde persisten conflictos.