(Efe/InfoCatólica) El franciscano capuchino, de 75 años, señaló que sus intenciones eran “amistosas” y que teniendo en cuenta que este año la Pascua cristiana y la judía caen en la misma semana quería enviar un saludo a los judíos en el contexto del Viernes, “una fecha que, por desgracia, siempre ha sido de confrontación y, para ellos, de comprensible sufrimiento”.
Se refería a las plegarias de los católicos por los judíos del Viernes Santo. En el rito anterior al Concilio Vaticano II se pedía por su conversión al cristianismo y se rogaba a Dios para que eliminara “la ceguera de este pueblo, para que, reconocida la verdad de tu luz, que es el Cristo, salga de las tinieblas”. Esa frase fue cambiada y actualmente se implora a Dios que “ilumine sus corazones para que reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres”, texto que siguen criticando los judíos.
Solidaridad con el Pontífice
El predicador de la Casa Pontificia dijo en su homilía del Viernes Santo que le había escrito un amigo judío, al que no identificó, mostrándole su “disgusto” por las críticas de la prensa internacional a Benedicto XVI, al que acusan de haber ocultado casos de curas pederastas. En la carta, el amigo le decía: “Estoy siguiendo con disgusto el ataque violento y concéntrico contra la Iglesia, el Papa y todos los fieles. El uso del estereotipo, echar las culpas personales a la colectividad me recuerda los aspectos más vergonzosos del antisemitismo”.
El padre Cantalamessa manifestó que habló en su homilía de la carta de su amigo judío “porque me pareció un testimonio de solidaridad hacia el Pontífice tan duramente atacado en estos días”. “La mía era una intención amistosa, todo lo contrario que hostil”, insistió el franciscano, que reiteró que si jamás habría hablado de la carta del amigo de haber supuesto que iba a reavivar la polémica. El Predicador de la Casa Pontificia aseguró en la entrevista que no se pueden comparar antisemitismo y ataques a la Iglesia y que está seguro de que su amigo no pretendía hacerlo y que sólo se refería al antisemitismo como hecho de cultura, más que como persecución efectiva.
Cantalamessa aseguró que nadie en el Vaticano conocía su discurso y que el mismo Papa lo escuchó cuando él lo estaba predicando, lo que demuestra el “gran acto de confianza hacia mí”. Tras las críticas recibidas por el mundo judío, el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, salió al paso de las manifestaciones del Predicador y dijo que “asemejar los ataques a Benedicto XVI por los escándalos de abusos sexuales de sacerdotes a niños con el antisemitismo no es la línea mantenida por la Santa Sede”.