(DiariodeNavarra/InfoCatólica) La imagen de esta Virgen, cuya advocación es Nuestra Señora de La Soledad, es la más antigua de entre los pasos de la Semana Santa pamplonesa. Pese a ser una imagen “de vestir”, pesa casi una tonelada (980 kilos), por lo que para trasladarla hacen falta 24 personas haciendo relevos. Tradicionalmente se encargan de esta labor los miembros de la Hermandad de la Paz y la Caridad.
El manto de la Dolorosa tiene un especial interés: el manto original pertenecía a la casa Roca y Casadevall, aunque hoy la riqueza de los ropajes de la imagen es obra de las Madres Adoratrices de Pamplona.
Hoy terminan los sermones del Septenario, en el momento en que María deposita el cuerpo de su hijo el Santo Sepulcro. El encargado de esa ceremonia cooficiada será el vicario general Juan Antonio Aznarez, que también presidirá la procesión. El Coro San Miguel se encargará de la parte musical. Tras el rito, y después de la intervención de los Auroros de Santa María, saldrá la procesión del templo una comitiva que tradicionalmente se caracteriza por las largas velas que portan los asistentes. Desde San Lorenzo la procesión se desplazará por la calle Mayor hacia Curia, y de ahí hasta lo alto de Navarrrería.
En el cortejo, que abren los músicos de la Hermandad de la Pasión, además del paso tradicional estarán el Cabildo de San Lorenzo, miembros de ambas hermandades, Hermanas de La Soledad, la alcaldesa de la ciudad y miembros de la Corporación de Pamplona. Cerrará la procesión la banda de música La Pamplonesa.
A su llegada a la Catedral de Santa María, la comitiva será recibida por el cabildo catedralicio encabezado por el deán, Luis Oroz. Una vez dentro del templo, y colocada en su parte delantera, la imagen de Nuestra Señora de La Soledad escuchará la intervención del deán y recibirá las voces de la Capilla de Música de la Catedral Pamplonés. Tras la interpretación de la pieza tradicional Caligaverunt, los asistentes entonarán la Salve. Después la imagen será retirada a la zona a la izquierda de la nave central, junto al Cristo de Anchieta, donde quedará expuesta el culto hasta la procesión del Santo Entierro.