(Agencias/InfoCatólica) El recién recuperado retablo de Andrade presidió la ceremonia eucarística que se celebró a media mañana en la capilla mayor del Seminario, y en la que cantó el Orfeón Lucense. Asistieron los arzobispos de Santiago de Compostela y Oviedo, monseñor Julián Barrio y monseñor Jesús Sanz Montes; los obispos de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Manuel Sánchez Monge y Astorga, monseñorCamilo Lorenzo Iglesias; así como el obispo electo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, y los rectores del resto de seminarios gallegos. Se sumaron al acto numerosas autoridades civiles de la provincia, sacerdotes, religiosos, seminaristas y fieles.
Durante la homilía de la Eucaristía Mons. Carrasco Rouco tuvo un recuerdo para el anterior Obispo de la Diócesis de Lugo, Fray José Gómez, impulsor de la reforma del edificio que ahora culmina, y para los que dirigieron el Seminario hasta el momento actual. Monseñor mostró su alegría por la bendición de las obras de reforma acometidas y enlazó “el bien de la comunidad cristiana con el bien del pueblo de Lugo y de nuestra tierra”. También aseguró que el Seminario, “construido de forma generosa y magnánima y que expresaba un alma, una mente y un corazón que tenía dimensiones grandes, ha sido y sigue siendo su casa para muchas de las personas que lo habitaron en otros tiempos”.
El Obispo de Lugo señaló que son estas personas, con sus testimonios, las que añaden valor a la labor del Seminario al afirmar cuánto aprendieron como hombres, cuántos valores y cuántas riquezas les fueron entregadas para ser personas. ”Cuando invitas a alguien a venir al seminario, o cuando es llamado por Dios Padre para que sea sacerdote, añadió Monseñor, lo invitas para que descubra y crezca en el modo verdadero de estar en el mundo como hombre. Para nosoros es una alabanza profunda que nos digan eso”.
En otro momento de su homilía, el Obispo de Lugo afirmó que “lo que tiene raíz verdadera y la tiene en Dios… nunca se pierde” e indicó que es bello que el Seminario esté dedicado a la Sagrada Familia, que es símbolo de la unidad y de la comunión y mostró su deseo de “que siga fundamentado en el Sagrado Corazon de Jesús, en el Señor, en el verdadero Señor, gracias al cual entendemos lo que es el amor, la sabiduría, quién es Dios verdaramente y quienes estamos llamados a ser”.
Concluida la eucaristía, se procedió a la bendición de otras dependencias y se descubrió una placa conmemorativa en la entrada del Seminario. A continuación guió un recorrido por las nuevas dependencias del seminario, que ha pasado los últimos tres años en obras. Monseñor Carrasco Rouco dijo que “un Seminario es como un semillero destacado de la diócesis, donde se forma a los Ministros del Señor. Pidamos que el nuevo seminario sea una escuela de oración y un aula de erudición divina y humana y que a los alumnos que reciba los devuelva convertidos en pastores celosos para vosotros y en compañeros y colaboradores nuestros en el Sagrado Ministerio”. “Este gran edificio restaurado es señal de alegría y esperanza, porque solo se renueva la casa que tiene vida, donde sus habitantes no han desaparecido”, destacó el prelado.
Centenares de personas de la comunidad religiosa lucense participaron después en una comida que se desarrolló en las instalaciones del pabellón polideportivo construido en la ampliación del Seminario.