(RV/InfoCatólica) Ante los numerosos fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, Benedicto XVI exlicó el contenido del evangelio de ayer, en el que a Jesús se le piden explicaciones por diferentes eventos negativos que acaecen en un mismo día. En este sentido, frente a la fácil conclusión de considerar el mal como efecto del castigo divino, Jesús proclama la inocencia de Dios, que es bueno y no quiere el mal. “Jesús invita a hacer una lectura diferentes de los hechos, situándoles bajo la perspectiva de la conversión: las desventuras, los eventos dolorosos, no tienen que suscitar en nosotros curiosidad o búsqueda de presuntos culpables, sino que tienen que representar una ocasión para reflexionar, para vencer la ilusión de poder vivir sin Dios, y para reforzar, con la ayuda del Señor, el compromiso de cambiar la vida”.
Benedicto XVI prosiguió su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, señalando que frente al pecado, Dios se manifiesta lleno de misericordia, y continúa a invitar a los pecadores a “evitar el mal, a crecer en su amor, y a ayudar concretamente al prójimo necesitado, para vivir la felicidad de la gracia y no avocarse hacia la muerte eterna. Pero la posibilidad de conversión exige que aprendamos a leer los hechos de la vida bajo la perspectiva de la fe, es decir, animados por el santo temor de Dios. En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos de Dios, el cual, queriendo siempre y sólo el bien de sus hijos, por un diseño inescrutable de su amor, a veces permite que experimenten el dolor, para llevarlos hacia un bien más grande”.
Tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional, en varias lenguas. En concreto, en francés ha recordado a las numerosas víctimas por el temporal que ha azotado Francia en estas semanas, mientras que en español, éstas han sido sus palabras: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. La Cuaresma es una ocasión propicia para renunciar al egoísmo y la superficialidad, para elevar fervientes plegarias al Señor, intensificar la escucha de su Palabra, participar más dignamente en los Sacramentos e incrementar las obras de misericordia y caridad hacia todos los que sufren. Que la Virgen María ayude con su materna intercesión al pueblo cristiano en este tiempo santo a seguir con mayor fidelidad a su Hijo Jesucristo, que espera siempre frutos de conversión y de santidad de vida. Feliz domingo”.