(Agencias/InfoCatólica) La todavía presidenta Bachelet destacó que la Iglesia católica esté colaborando con la comunidad para llevar ayuda a las zonas más afectadas. “Como siempre la iglesia católica está trabajando, colaborando y ayudando con la comunidad de muy diversas formas, lo que agradezco como Gobierno”, dijo.
Las palabras del arzobispo de Santiago fueron compartidas por el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic, quien destacó el mensaje que el Papa Benedicto XVI envió a la Iglesia y a todas las personas que han sufrido tras la catástrofe. “Ofrezco sufragios, por el eterno descanso de los fallecidos y el ego ferviente para que conceda su consuelo a los afectados por tan enorme desgracia, que inspire en todos sentimientos de esperanza cristiana y de solidaridad para superar la adversidad”, fue parte del mensaje del Sumo Pontífice interpretado por Goic.
Las críticas contra Michelle Bachelet y su gobierno a punto de concluir arreciaron en los días pasados, debido a los múltiples errores cometidos para enfrentar el terremoto y el tsunami que golpearon el centro sur del país, que mantiene aún millones de personas sin vivienda y alimentos. A los problemas en el despliegue de las Fuerzas Armadas y la entrega de ayuda a los millones de damnificados, se sumó un error en el cómputo de fallecidos, debido a que el gobierno confundió desaparecidos con fallecidos. La cifra de muertos bajó así a sólo 279 personas identificadas, de un total de 803 en la víspera, entre individualizados y anónimos. A seis días de la tragedia, tampoco hay una estimación de heridos, ni desaparecidos.
Bachelet y Piñera
La presidenta Bachelet viajó ayer a Concepción, una de las ciudades más afectadas por el seísmo. “Me urge que la gente esté sin los insumos básicos”, reconoció Bachelet ante las cámaras. El presidente electo, Piñera, aseguró que “no ignoraré las debilidades, descoordinaciones y carencias que esta tragedia ha puesto de manifiesto (...) pero la tarea es reconstruir Chile y recuperar la senda del desarrollo”, y admitió que deberá cambiar su programa de gobierno ante la enormidad del daño.
Cientos de camiones militares y caravanas de kilómetros de largo de vehículos civiles continúan entrando a las áreas asoladas, llevando agua, alimentos y otros bienes de primera necesidad. Poco a poco la situación comienza a normalizarse, los saqueos masivos cesaron y autoridades y ciudadanos concentran sus esfuerzos en sacar escombros, limpiar calles y buscar desaparecidos.
En varias ciudades volvieron a abrir sus comercios y las personas retornaron a sus trabajos, como en Talca, San Javier y Chillán. Las maquinarias aparecen en carreteras, comenzando a asfaltar las vías dañadas, si bien, ante la falta de maquinaria y gasolina, algunos campesinos del sur de Chile han estado retirando con carretas los muros caídos. La tragedia durará años, porque el número de viviendas dañadas es de dos millones, de las cuales 500.000 están derruídas completamente.