(Efe/InfoCatólica) Son, a su juicio, tensiones "derivadas más de las relaciones Iglesia española-gobierno de España que de las relaciones España-Santa Sede; en éstas hay mayor intercambio de visitas, mayor clima de confianza, eso es lo que reafirma ese nivel favorable que ha permitido acuerdos importantes".
Sobre sus funciones como embajador, Vázquez explica que "las relaciones van más allá de lo estrictamente religioso. En España se tiene la tendencia a ver el Vaticano como la cabeza de la Iglesia, cuando la Santa Sede es un Estado con una dimensión universal, con un valor político inmenso porque aquí se tiene un nivel de conocimiento muy profundo de lo que pasa hoy en el mundo".
Para el diplomático, "la capacidad política del Vaticano es superior a la mayoría de los Estados, así como su gran liderazgo de opinión" y concreta que "el trabajo de un embajador es muy amplio, sobre todo en la medida en que su gobierno asuma esta realidad más compleja que el hecho puramente religioso".
"El Gobierno español asume esta realidad mucho más amplia", y "el ministro Moratinos sí tiene esa intuición. Él, por ejemplo, habla con el Vaticano de Cuba. O de la apertura de China", reconoce.
Pero matiza que "es algo excepcional en la historia de esta embajada. En España siempre hubo esa torpeza de entender las relaciones con el Vaticano a nivel estrictamente religioso, un craso error en el que otras potencias, como es el caso de Francia, de Italia, no incurren, al contrario".
Sobre la reforma del aborto, dice que "ha habido un diálogo, y tanto en el Vaticano como en la Iglesia de España se habrá apreciado la mejora del texto de la ley. Eso no significa que la Iglesia vaya a aceptar la ley del aborto, pero es consciente del esfuerzo de quien se ha movilizado, dentro del partido socialista, para limitar los daños de esa ley". "Por eso no entiendo cómo hay quien puede hablar de excomulgar a los políticos católicos socialistas... precisamente los que han trabajado para mejorar esa ley". Sobre las acusaciones de "hostilidad" a la Iglesia desde el Gobierno, Vázquez dice que "no hay ningún tipo de hostilidad, lo que hay es una necesidad de ir adaptando la legislación a unos escenarios nuevos. No han cambiado tanto las costumbres, cuanto los estratos de población".
Preguntado si sigue existiendo un enfrentamiento entre las 'dos Españas', afirma que "sí, por una parte está el anticlericalismo anacrónico y por otra el intervencionismo eclesial. Son dos lastres que hemos tenido en los últimos 200 años, ambos nefastos".
En la entrevista, el embajador asegura también que "no hay ninguna dicotomía entre ser católico y socialista. Vivimos en España una situación de crispación, de posturas preconcebidas, parece que si uno es católico no puede ser de izquierdas".
Y sobre su no militancia en Cristianos Socialistas, Vázquez dice que se "lleva magníficamente con el grupo pero yo soy militante del PSOE sin más adjetivos. Yo soy católico tanto en el ejercicio político como tomándome copas con mis amigos".
"Reconozco que soy un mal católico a veces. Pienso que etiquetándose uno como 'socialista cristiano' se puede caer en la tentación de ostentar el ser católico, lo cual después provoca contradicciones".