(Agencias/InfoCatólica) “Democracia e Iglesia” fue el título de la conferencia que el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, dirigió ayer en la sede de la Pontificia Facultad Teológica de la Universidad de Wroclaw, en Polonia. El Cardenal partió de la definición de los derechos humanos "dichos universales, no porque fueron aprobados y reconocidos por la mayoría parlamentaria y por la opinión pública", sino porque se refieren a la naturaleza del ser humano, inalterada "por la mutación de las condiciones sociales e históricas".
El secretario de Estado vaticano abordó asimismo las diferencias que existen entre los estados democráticos y la Iglesia, que puede adquirir algunos elementos que la ayuden a "respirar democráticamente" pero que tiene “una naturaleza distinta”. El Secretario de Estado explicó que la Iglesia no puede tornarse una democracia, aunque diversos movimientos pidan, actualmente, su “democratización”, para pasar de una Iglesia considerada “paternalista” a una “Iglesia-comunidad”.
“La democracia, explicó, como cualquier otro sistema constitucional, es una estructura basada en el poder, que a su vez se desarrolla, como cualquier otro sistema de gobierno, basicamente en términos de distribución de poder”. Pero esta “dinámica de poder”, añadió monseñor Bertone, “al aplicarse a la Iglesia no puede sino convertirse en radicalmente ambigua, porque en la Iglesia las relaciones estructurales entre la jerarquía y el resto del pueblo de Dios nunca pueden interpretarse básicamente en términos de distribución de poder”.
En la Iglesia no hay distribución del poder, sino relaciones de comunión
Este punto fue subrayado por el cardenal Secretario de Estado vaticano: En la Iglesia “el poder no puede dividirse –si por poder entendemos la responsabilidad última, esto es, el servicio específico que desempeñan los Obispos en la vida de la Iglesia–”. “Una iglesia que se base sólo en las decisiones de una mayoría se convertiría en una Iglesia puramente humana, en la que la opinión sustituiría a la fe”, añadió.
Para resolver las cuestiones de las relaciones entre jerarquía y laicos, el cardenal Bertone indicó el camino de la “comunión eclesial”, de modo que, “convocados todos por Cristo para construir una Iglesia que anuncie al mundo la salvación, se priorice el testimonio y no la representatividad”. De este modo, la relación entre el obispo y los fieles será entendida como “relación de comunión, no de sumisión ni de poder”.