(El Comercio/InfoCatólica) El nuevo prelado, nombrado por la Santa Sede el pasado 21 de noviembre y hasta entonces obispo de Huesca y Jaca, dijo entrar en Asturias "con el mejor de los ánimos" pese al intenso chaparrón que cayó a su llegada porque, confesó, "me encanta la lluvia" y creo que es "una bendición con la que las semillas del amor que hay en nuestros corazones pueden florecer y dar el mejor fruto".
Recibido a las puertas del templo parroquial por el obispo auxiliar y actual administrador diocesano, Raúl Berzosa; el vicario general, Juan Antonio Menéndez, y el párroco local, Amador Galán, Sanz Montes se santiguó con el isopo y dio la bendición a todos quienes estaban en el interior del edificio religioso, en pleno proceso de reconstrucción y completamente tomado por andamios, que ayer era para él "la puerta y la llave de mi Asturias patria querida".
Jesús Sanz Montes llega la Archidiócesis de Oviedo "para continuar con una historia que no comienza hoy conmigo, sino que es una historia viva, que está en marcha, y a la que yo me subo" y donde, avanzó, "espero aportar mi grano de arena o una pequeña piedra para sostener ese edificio que es la casa de Jesús y la casa de todos nosotros".
Tan prudente en sus palabras como accesible, el nuevo obispo aseguró que llega "sin objetivos predeterminados ni estrategia previa", sino con "alegría, ilusión y enorme respeto a una tierra y a una historia que me acoge". Antes de hablar de objetivos, lo primero es conocer las peculiaridades del lugar, de sus gentes, de lo que les preocupa y de cuáles son sus problemas, y para ello cree que es necesario "pisar la tierra y mirar a la gente a la cara". Por ello, lo primero que hará una vez que hoy tome posesión como arzobispo de Oviedo "será saber de qué se habla, qué es lo que se hace y qué se puede mejorar".
Ayer ya comenzó a trabajar en esa línea en Colombres, una villa que conocía desde hace muchos años, "cuando estuve unos días con unos amigos de vacaciones como punto de salida para hacer montañismo", recuerda. "Quién me iba a decir a mí que iba a iniciar aquí mi andadura como arzobispo de Oviedo", reflexionó. Durante su visita, de aproximadamente una hora, conversó con numerosos vecinos, se interesó por los más pequeños de la parroquia -a quienes se dirigió para preguntarles si ya habían recibido el sacramento de la Comunión- y dio la enhorabuena a los integrantes del Coro de Ribadedeva, dirigido por Asunción Gutiérrez, que interpretó en su honor 'Para ti, Señor' y 'Plegaria a la Virgen', ésta última una pieza que entonan sólo cada 15 de agosto, en las celebraciones de la Virgen de la Asunción.
El arzobispo se interesó también por la arquitectura indiana, tan característica del municipio, y le sorprendieron gratamente la plaza de Ibáñez Posada y la Quinta Guadalupe, el impresionante edificio que alberga el Archivo de Indianos, por lo que antes de despedirse quiso visitar el equipamiento museístico de la mano de su director-gerente, Santiago González Romero.
Antes había participado en una espicha que la parroquia le había preparado en la carpa del propio museo y donde, además de probar la sidra asturiana, tuvo ocasión de charlar con numerosos vecinos e, incluso, de coger en brazos a uno de los habitantes más pequeños del lugar. "Si me lo dejas, prometo que te lo devuelvo", le dijo Sanz Montes a la madre de David Mújica Mier, a quien besó y dio su bendición. David es un bebé de apenas tres meses de edad y natural de Bustio, que había sido bautizado el pasado domingo.
El nuevo arzobispo de Oviedo no se marchó con las manos vacías. El Ayuntamiento de Ribadedeva le entregó una placa conmemorativa de la jornada en la que el municipio "se honra en abrirle las puertas en su entrada a Asturias", tal y como rezaba en su inscripción, y la parroquia le agasajaba con un rosario con la imagen de Covadonga y la Cruz de la Victoria, y también con una caja de corbatas de hojaldre "para que desayune mañana", apuntó el párroco. Antes, el nuevo prelado había hecho entrega a los vecinos de un grabado con la imagen de San Lorenzo, "diácono y mártir nacido en Huesca, que dio la vida por el Señor", subrayó. Y aunque luego reconocería que había dudado entre regalarles la imagen de San Lorenzo o la de la Pilarica, su elección final fue todo un acierto, a juzgar por el sentimiento de los numerosos vecinos de la localidad vecina de Noriega -donde se celebra la onomástica de San Lorenzo- que se acercaron a saludarle. "Nos ha gustado mucho el regalo, porque el patrón de Noriega es San Lorenzo, y a mí, especialmente, me hace mucha ilusión que sea usted el nuevo arzobispo de Oviedo, porque mi marido es de Zaragoza. Y si esa tierra es muy buena, no dude usted de que ésta también lo es", le puso al día Mercedes Álvarez.
No fue la única que se mostraba encantada con su visita. María Luisa Borbolla, natural de Villanueva y con 80 años, abandonaba el calor de la residencia de ancianos de Colombres para conocer al nuevo arzobispo: "Ya lo creo que me hace ilusión verle, iba yo a estar aquí si no, con el día de perros que hace".