(InfoCatólica) La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) ha expresado su preocupación por la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el reconocimiento de «matrimonios» entre personas del mismo sexo celebrados en otros Estados miembros. En una declaración publicada el 9 de diciembre, tras analizar el fallo en una reunión celebrada el 3 de diciembre, los obispos consideran que esta decisión excede las competencias de la Unión y compromete la autonomía nacional en materia de derecho de familia.
Una sentencia que obliga al reconocimiento transfronterizo
El caso Wojewoda Mazowiecki (C-713/23) llegó al TJUE después de que dos ciudadanos polacos, casados en Alemania, solicitaran a Polonia la transcripción de su matrimonio. Las autoridades polacas rechazaron la petición por ser contraria a su legislación nacional, que define el matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer.
La sentencia del 25 de noviembre obliga a Polonia a reconocer ese matrimonio porque, según la Corte, la negativa vulnera la libertad de circulación y residencia de los ciudadanos europeos. Aunque el Tribunal de Justicia afirma que los Estados no están obligados a introducir el matrimonio homosexual en su ordenamiento, sí exige que reconozcan sus efectos jurídicos cuando hayan sido celebrados en otro país de la Unión.
Los obispos denuncian un vaciamiento de las competencias nacionales
La COMECE considera que esta exigencia impone una convergencia del derecho matrimonial pese a que la UE no tiene mandato para armonizar el derecho de familia. Los obispos subrayan que el artículo 9 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE garantiza que el matrimonio y la familia se rigen «según las leyes nacionales que regulen su ejercicio», muchas de las cuales, incluyendo constituciones de Estados miembros, lo definen explícitamente como unión entre un hombre y una mujer.
La declaración oficial afirma que el fallo «parece llevar la jurisprudencia más allá de los límites de las competencias de la UE» y advierte de una «tendencia a aplicar disposiciones que deberían proteger componentes sensibles de los ordenamientos jurídicos nacionales de una manera que empobrece su significado».
Los obispos critican especialmente el papel «decepcionantemente limitado» que el Tribunal atribuye al respeto de las identidades nacionales de los Estados miembros, protegidas por el artículo 4.2 del Tratado de la Unión Europea. Para algunos Estados miembros, señalan, «la definición del matrimonio forma parte de su identidad nacional».
La visión de la Iglesia sobre el matrimonio
Desde su posición doctrinal, la COMECE defiende «la visión antropológica de la Iglesia, fundamentada en la ley natural, del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer». Aunque respetan el papel del poder judicial de la UE, los obispos se sienten obligados a comentar aspectos de la sentencia que consideran problemáticos para cuestiones fundamentales de competencia nacional.
La Comisión de Asuntos Jurídicos de la COMECE ha estado reflexionando durante varios años sobre el derecho de familia con implicaciones transfronterizas, subrayando constantemente la importancia de adoptar un enfoque prudente y cauteloso para evitar influencias indebidas en los sistemas jurídicos nacionales.
Temores sobre efectos en cascada
La sentencia tendrá repercusiones en los sistemas jurídicos nacionales en materia de derecho de familia y puede fomentar presiones para modificarlos. También exige la introducción de procedimientos de reconocimiento e incluso pide la inaplicación, si fuera necesario, de las disposiciones nacionales en cuestión.
Los obispos advierten que este precedente podría abrir la puerta a «futuros enfoques jurídicos similares en materia de gestación subrogada», un ámbito aún más sensible desde el punto de vista ético. La COMECE teme que la sentencia «pueda dar lugar a desarrollos negativos en otros ámbitos sensibles del Derecho de familia transfronterizo».
Riesgo de incrementar el euroescepticismo
Finalmente, la COMECE señala que, en el difícil contexto al que se enfrenta actualmente la Unión Europea, «no es de extrañar que este tipo de sentencias den lugar a sentimientos antieuropeos en los Estados miembros y puedan ser fácilmente instrumentalizadas en este sentido».
La imposición jurídica en temas de fuerte sensibilidad moral y cultural como la familia puede deteriorar la percepción de la UE entre los ciudadanos y alimentar movimientos euroescépticos en países donde ya existe malestar hacia las instituciones comunitarias.







