(InfoCatólica) Desde 1846, la Inmaculada Concepción es patrona de los Estados Unidos. Ocho años antes de que Pío IX declarara el dogma de que María había sido concebida sin pecado original, los obispos norteamericanos la proclamaron patrona de su país.
Ya antes de la independencia de los Estados Unidos había devoción a la Inmaculada Concepción en el país y templos dedicados a ella. Solo dieciséis años después de la Declaración de Independencia, el primer obispo católico de los Estados Unidos de América, Mons. John Carroll, consagró su nación a la Inmaculada Concepción.
En el siglo XX, en 1854, se completó la construcción de la gran basílica de la Inmaculada Concepción, en Washington D.C., la mayor iglesia católica del país. Benedicto XVI envió al santuario una rosa de oro para honrar a la Virgen en su advocación de la Inmaculada Concepción como muestra de su afecto.
Sin duda, esta devoción especial a la concepción sin mancha de nuestra Señora es providencial, teniendo en cuenta la necesidad de ayuda de lo alto que tendrían los católicos norteamericanos en su lucha contra el aborto. Quien cree firmemente que María fue preservada del pecado original desde el instante en que fue concebida no puede creer a la vez que el no nacido es solamente un puñado de células, porque los puñados de células no tienen pecado original. La Santísima Virgen María, que ya era santísima cuando aún estaba en el seno de Santa Ana, intercederá por los incansables y meritorios esfuerzos del movimiento provida norteamericano por detener la gran aberración que es el aborto provocado.
También resulta extrañamente apropiado que la Inmaculada Concepción sea la patrona de un país la mitad de cuyo territorio fue, en un tiempo, español. De alguna manera, por donde pasó España, quedó arraigada la devoción a nuestra Señora y la fe en su Inmaculada Concepción.
Desgraciadamente, al no ser una nación tradicionalmente católica, el 8 de diciembre no es fiesta civil y, aunque es día de precepto, muchos católicos norteamericanos no van a Misa ese día.
