(Agencias/InfoCatólica) El papa León XIV aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Beirut Hariri tras partir de Estambul, Turquía, en su primer viaje apostólico como cabeza de la Iglesia universal. En la capital del País de los Cedros, el pontífice mantendrá diversos encuentros y reuniones con representantes de diferentes instituciones, incluyendo un discurso ante las autoridades.
Ceremonia de bienvenida en Beirut
El obispo de Roma fue recibido en el avión por el nuncio apostólico en Beirut y Jefe de Protocolo del Líbano, monseñor Paolo Borgia. Al descender por la escalera, dio la bienvenida al Papa el presidente libanés, Joseph Aoun, junto con el presidente de la Asamblea Nacional, Nabih Berri; el primer ministro, Nawaf Salam, y sus esposas, y el patriarca de Antioquía de los Maronitas, cardenal Béchara Boutros Raï. Dos niños con trajes tradicionales ofrecieron al Pontífice flores, pan y agua.
La ceremonia de bienvenida, tras la interpretación de los himnos del Líbano y del Estado de la Ciudad del Vaticano, incluyó el izamiento de las banderas, una salva de 21 cañonazos, la presentación de las delegaciones oficiales y un vuelo honorario. Al concluir, León XIV fue acompañado por el presidente de la república, el presidente de la Asamblea Nacional y el Primer Ministro al salón presidencial para una breve reunión privada.
Encuentros institucionales en el Palacio Presidencial
El programa del día del sucesor de Pedro incluyó varias reuniones institucionales en el palacio presidencial de Baabda, en una colina con vistas a Beirut, comenzando con una visita de cortesía al presidente Aoun, quien gobierna el Líbano desde enero. A continuación, se reunió con el presidente de la Asamblea Nacional y con el primer ministro, a quien el Papa recibió en audiencia en el Vaticano el 25 de octubre.
Posteriormente, el presidente Aoun y el papa León plantaron un «Cedro de la Amistad» en el jardín del Palacio Presidencial, a la que también asistieron el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y el patriarca Béchara Boutros Raï. Tras la ceremonia, el Santo Padre firmó en el Libro de Honor en el salón principal del Palacio.
Llamado a ser «constructores de paz»
Durante su discurso a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el Palacio Presidencial de Beirut, el pontífice instó a los presentes a convertirse en «constructores de paz, reconciliación y convivencia», y subrayó la urgencia de transformar la paz en algo concreto, no un simple deseo o palabra, dada la compleja realidad del país.
Ante la presencia de varios representantes del poder político, el obispo de Roma elogió al Líbano como «un pueblo que no se rinde», que, frente al sufrimiento, la crisis y las adversidades siempre ha sabido renacer con valentía. Resaltó que confeccionar la paz exige perseverancia, compromiso real, y la valentía de permanecer en la patria a pesar de las dificultades, evitando la emigración masiva de jóvenes y familias.
Además, instó a que las mujeres y en general todos los ciudadanos jueguen un rol central en la construcción de la paz: su participación, su perseverancia, su trabajo silencioso son fundamentales para reconstruir tejido social, dignidad y esperanza. Sobre el final de su alocución, León XIV definió la paz no como mera calma o ausencia de guerra, sino como vocación, misión y obra continua. Pidió verdad, justicia y reconciliación colectiva, combinando memoria del pasado, compromiso social y valentía para asumir desafíos presentes.
Despedida ecuménica de Estambul
Antes de partir hacia el Líbano, el Papa había concluido su estancia en Turquía con importantes encuentros ecuménicos. En la Catedral Apostólica Armenia de Estambul, León XIV expresó su «profunda alegría» por poder visitar al Patriarca, extendiendo un saludo fraternal a Su Santidad Karekin II, Patriarca Supremo y Catholicós de todos los Armenios.
Durante su visita, el pontífice agradeció a Dios «el valiente testimonio cristiano del pueblo armenio a lo largo de los siglos, a menudo en circunstancias trágicas», y expresó su gratitud por «los lazos fraternales cada vez más estrechos que unen a la Iglesia Apostólica Armenia y a la Iglesia Católica».
Liturgia en la Iglesia Patriarcal de San Jorge
La peregrinación en Estambul concluyó con una solemne Divina Liturgia en la Iglesia Patriarcal de San Jorge, donde León XIV recordó que «la fe profesada en el Credo Niceno-Constantinopolitano nos une en una comunión real y nos permite reconocernos como hermanos y hermanas».
El Papa hizo referencia al gesto histórico de hace sesenta años, cuando el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras declararon solemnemente que las desafortunadas decisiones y los tristes acontecimientos que llevaron a las recíprocas excomuniones del año 1054 debían ser borrados de la memoria de la Iglesia.
Desafíos comunes para católicos y ortodoxos
Durante la liturgia, León XIV identificó tres desafíos principales que católicos y ortodoxos deben afrontar juntos. En primer lugar, «ante todo, en este tiempo de sangrientos conflictos y violencia en lugares cercanos y lejanos, católicos y ortodoxos están llamados a ser constructores de paz».
El segundo desafío mencionado fue «la amenazadora crisis ecológica que requiere una conversión espiritual, personal y comunitaria, para cambiar de rumbo y salvaguardar la creación». El tercer desafío común se refiere al «uso de las nuevas tecnologías, especialmente en el ámbito de la comunicación», promoviendo un uso responsable al servicio del desarrollo integral de las personas.
Continuidad histórica papal en el Líbano
Esta visita marca el regreso de un Papa al País de los Cedros, que no era visitado por un pontífice desde 2012, cuando Benedicto XVI pronunció la Exhortación Apostólica Postsinodal «Ecclesia in Medio Oriente» de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos. El documento instaba a un renovado testimonio cristiano, al diálogo interreligioso y al compromiso con la paz en una región marcada por complejos desafíos sociales y políticos, destacando el papel fundamental del Líbano como puente entre Oriente y Occidente.
