(Kath.net/InfoCatólica) El cardenal Gerhard Müller afirmó que «el progresismo y no la tradición divide a la Iglesia», en declaraciones realizadas durante una entrevista concedida al periodista Raymond Arroyo en el programa «The World Over», emitido el 30 de octubre. El purpurado señaló que son los sectores progresistas quienes «no siguen la doctrina de la Iglesia», adoptan «compromisos morales» y «relativizan el sacramento del matrimonio» mediante la bendición de parejas del mismo sexo. Según sostuvo, la división no proviene del apego a la tradición litúrgica, sino de planteamientos que se apartan de la enseñanza católica.
Respecto a la oposición al Rito Romano tradicional, Müller declaró: «No puedo entender a estas personas». Afirmó que no existe una justificación teológica para limitar la celebración de la llamada Misa en el rito antiguo y que el único argumento esgrimido por sus detractores es: «Tenemos la autoridad». Señaló que, si se considera que ese rito es problemático, deberían explicar en qué consiste ese supuesto error, algo que —dijo— no han hecho.
El purpurado rechazó igualmente las declaraciones del cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, quien calificó la Misa tradicional como un «espectáculo». Müller respondió que no puede sostenerse que los obispos y papas que la celebraron durante siglos estuviesen interesados en un espectáculo, y consideró que tales afirmaciones parecen dirigidas más «a generar titulares» que a expresar un juicio teológico fundamentado.
Durante la entrevista, Arroyo recordó unas palabras recientes del papa León XIV publicadas en Crux, en las que el Pontífice señalaba que la Misa podía celebrarse en latín en cualquier lugar, siempre que fuese según el rito nuevo. Müller replicó que el Concilio Vaticano II no pidió «inventar una liturgia nueva» porque la anterior fuera errónea, sino facilitar una mayor comprensión de la celebración para quienes no conocían el latín.
Para el cardenal, las controversias en torno a la Misa tradicional constituyen una disputa «innecesaria» que debería evitarse. «Podemos discutir con quienes niegan la divinidad de Jesucristo», afirmó, «pero no con quienes prefieren la Misa en el rito antiguo». Müller advirtió también de que algunos obispos habrían llegado a aconsejar a fieles vinculados a la liturgia tradicional que se quedaran en casa o acudieran a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, lo que, en su opinión, agrava la división en la Iglesia. En este sentido, llamó al diálogo para superar estas tensiones.
El cardenal denunció igualmente un «creciente relativismo teológico» en el Vaticano, que —según dijo— percibe en ciertos enfoques del diálogo interreligioso. Criticó, además, la creación de una sala de oración musulmana dentro del Vaticano, lo que calificó como un gesto de «autorreducción» motivado más por el deseo de aparecer «abiertos» que por una reflexión teológica seria. Cuestionó si tal decisión se había consultado con los organismos competentes y advirtió que ciertos grupos musulmanes podrían interpretarlo como «un símbolo de superioridad reconocida».
En este contexto, Müller alertó sobre el riesgo de confundir o igualar doctrinas religiosas que mantienen concepciones distintas sobre cuestiones fundamentales como la paz, la libertad o la dignidad de la persona. «No podemos mezclarlas. No somos “Fratelli tutti”», declaró citando literalmentes sus palabras.
La entrevista ha reavivado el debate sobre la identidad litúrgica y doctrinal en la Iglesia, en un momento en el que continúan discutiéndose las restricciones al Rito Romano tradicional y la orientación del diálogo interreligioso en el Vaticano.








