León XIV: «La misericordia no puede manipular la justicia en los procesos de nulidad»

Defiende la verdad sin concesiones en las causas matrimoniales canónicas

León XIV: «La misericordia no puede manipular la justicia en los procesos de nulidad»

Y vuelve a recordar, en contra de lo que se extendió en el pontificado anterior, sus palabras de hace unos meses: «el matrimonio no es un ideal, sino el canon del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel, fecundo».

(InfoCatólica) Durante una audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano con los participantes del curso de formación jurídico-pastoral promovido por el Tribunal de la Rota Romana, el Santo Padre pronunció un discurso en el que reflexionó sobre el décimo aniversario de la reforma impulsada por Francisco y estableció las líneas maestras para la aplicación de estos procesos.

Advirtió contra la tentación de aplicar una «falsa misericordia» en las causas de nulidad matrimonial, recordando que la compasión auténtica no puede prescindir de la verdad.

A diferencia de discursos del pontificado anterior, el Papa no cargaba contra los jueces y han brillado por su ausencia términos que se convirtieron en meme como rigorismo.

La armonía entre teología, derecho y pastoral

El Pontífice subrayó la necesidad de superar la visión fragmentada que concibe la teología, el derecho y la pastoral «como compartimentos estancos» o como ámbitos contrapuestos. León XIV advirtió que esta perspectiva errónea lleva a considerar los procesos de nulidad como meros procedimientos técnicos para obtener el «estado libre», cuando en realidad constituyen un servicio eclesial fundamentado en la búsqueda de la verdad.

«No es infrecuente que se contrapongan implícitamente entre sí, como si lo más teológico o lo más pastoral comportase lo menos jurídico, y viceversa», explicó el Papa, quien insistió en que estas tres dimensiones forman parte de una misma realidad al servicio de la Iglesia.

La función judicial como «diaconía de la verdad»

En el núcleo de su discurso, León XIV definió la actividad judicial eclesiástica como una auténtica «diaconía de la verdad». Recordó que la sagrada potestad de los pastores, según enseña el Concilio Vaticano II, debe entenderse como verdadero servicio.

«Cada fiel, cada familia, cada comunidad necesita verdad acerca de la propia situación eclesial, para poder realizar bien el camino de fe y de caridad», afirmó el Santo Padre. En este contexto, explicó que «la verdad jurídica declarada en los procesos eclesiásticos es un aspecto de la verdad existencial en el ámbito de la Iglesia».

El Papa conectó esta función con la figura de Cristo, recordando que los Motu proprio de la reforma presentan a Jesús como «Juez manso y misericordioso». Sin embargo, matizó que esta misericordia no puede manipular la justicia: «El juicio humano sobre la nulidad matrimonial no debería ser manipulado por una falsa misericordia».

Verdadera misericordia y justicia

Citando a san Agustín, León XIV explicó que la verdadera misericordia consiste en «una cierta compasión de nuestro corazón hacia la miseria ajena, mediante la cual, si nos es posible, somos impulsados a aliviarla», pero siempre «de modo que se conserve la justicia».

«Debe ciertamente considerarse injusta toda actividad que contradiga el servicio del proceso a la verdad. Sin embargo, precisamente en el recto ejercicio de la potestad judicial debe ejercerse la verdadera misericordia», subrayó el Pontífice.

En esta línea, el proceso de nulidad matrimonial puede verse «como una contribución de los operadores del derecho para satisfacer la necesidad de justicia, que es tan profunda en la conciencia de los fieles, y realizar así una obra justa movida por verdadera misericordia».

El matrimonio como realidad objetiva

El Papa insistió en el realismo necesario para abordar las causas de nulidad, recordando que el matrimonio «no es un ideal, sino el canon del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel, fecundo» Y apeló a la responsabilidad de los jueces para discernir «si en una unión concreta está presente el misterio de la una carne, que subsiste para siempre en la vida terrena de los cónyuges, no obstante cualquier fracaso relacional».

Dimensión pastoral del proceso judicial

El Santo Padre destacó el crecimiento de la conciencia sobre la inserción de la actividad judicial matrimonial «dentro del conjunto de la pastoral familiar». Advirtió que esta pastoral «no puede ignorar o subestimar el trabajo de los tribunales eclesiásticos», mientras que estos últimos «no deben olvidar que su contribución específica de justicia es una pieza en la obra de promoción del bien de las familias».

La reforma ha permitido una «sinergia entre la atención pastoral a las situaciones críticas y el ámbito judicial», manifestada especialmente en la aplicación de la investigación prejudicial para determinar la existencia de razones para iniciar una causa de nulidad.

La salvación de las almas como ley suprema

Concluyendo su reflexión, León XIV reafirmó que las dimensiones eclesiológica, jurídica y pastoral convergen en la salus animarum como «suprema ley y finalidad de los procesos matrimoniales en la Iglesia».

«Detrás de la técnica procesal, con la aplicación fiel de la normativa vigente, están por tanto en juego los presupuestos eclesiológicos del proceso matrimonial: la búsqueda de la verdad y la misma salus animarum», concluyó el Papa antes de impartir su bendición apostólica.

 

16 comentarios

Maximiliano
Impecable artículo - en mi opinión - de este Papa, y recordando la confusión - casi pesadilla - a la que nos llevó el anterior en algunos temas, aún cuando mantuvo algunas verdades. Pues el buenismo no cabe ni en la liturgia y en los sacramentos. Los Papa como los sacerdotes y los laicos deben confirmar en la FE. El laico es tan apóstol como el sacerdote al extender la verdad de CRISTO. Si bien la justicia debe ser misericordiosa ello no es debe ser ajeno a juzgar la verdad. Hay algunos políticos, a nivel internacional, que aplican la justicia en lo que les conviene, convirtiendo o intentando la ley en un interés ladino. No debe olvidarse nunca que los jueces - los españoles, son de los mejores de Europa - son inmensamente garantistas e imparciales. Sin ello, sin la correspondiente legalidad abocaría a la desaparición de toda autoridad y sería imposible el orden social.
22/11/25 1:29 PM
Manuel Caldas
Muy bonito, sí, pero mientras Amoris Laeticia no sea anulada son palabras q no sirven para nada.
22/11/25 1:56 PM
Elisa
León sabe la verdad. Que el dinero paga abogados, que los abogados dicen lo que hace falta oír para la nulidad, y que el porcentaje de resoluciones favorables de nulidad es tan tan tan sospechoso como el porcentaje de hombres juzgados por violencia de género y luego abuelos (denuncia falsa de mujer, casi siempre en proceso de divorcio).

Mentir en Rota hay que decirlo claro, es sacrilegio; por mucha sentencia favorable. Ya está bien de que por la inmadurez del cónyuge siempre se conceda. Un coladero. Como en el aborto.
22/11/25 2:08 PM
Francisco Javier
Conozco un caso en mi familia que prácticamente se convirtió en un "divorcio católico", mi pariente en el 2018 logro tener su segunda boda por la Iglesia gracias a eso (la primera boda la tuvo en 1992) . No entendí cuales fueron las razones para anular un matrimonio que se había celebrado entre 2 adultos jóvenes en pleno uso de sus facultades mentales y del que habían nacido 2 hijos. ¿Cuantos casos asi se habrán dado en todo el mundo? ahí están las consecuencias de la falta de rigor doctrinal del anterior papado.
22/11/25 2:09 PM
Betania in albis
Elisa

Es un hecho que cualquier sacerdote con un poco de experiencia podría confirmar: un altísimo porcentaje de parejas que se casan por la Iglesia lo hacen con una formación más bien mínima, movidos más por no contrariar a los padres que por un verdadero conocimiento del sacramento. Lo curioso es que muchos llegan al altar con la idea, a veces casi explícita, de tener un “plan B” por si las cosas no salen como esperan, sin darle demasiada importancia a conceptos como la fidelidad conyugal.

Si miramos con perspectiva, no es difícil deducir que, desde los años 90 hasta hoy, una buena parte de estos matrimonios presentan serios vacíos en los requisitos fundamentales del sacramento. Dicho de otra manera: ¡muchos de estos enlaces serían, al menos desde el punto de vista canónico, nulos sin discusión! Y todo esto ocurre mientras seguimos sonriendo y diciendo “sí, acepto”, como si bastara con pronunciarlo para sellar un pacto eterno.
22/11/25 3:20 PM
Alberto Ramón Althaus
Por ahora, sólo me dedico a leer las barbaridades que hace la jerarquía de la Iglesia.
Si Prevost quiere que alguno de los católicos contrarios a Bergoglio lo tengan por "católico" va a tener que esforzarse mucho en no escandalizar y no sólo limitarse a decir algunas palabras.
Posiblemente le deje este trabajo a algunos sacerdotes y obispos que serán un contra sistema dentro del sistema para que todos, todos, todos permanezcan en la Iglesia y se lleve adelante la apostasía general pedida por los ricos y poderosos del Mundo y sus agendas.
22/11/25 3:22 PM
eclesiam day
Para fco Javier:

Digamos, con un toque de humor sutil, que existe un porcentaje de católicos que llegan al altar con la certeza interna de que, si las cosas van mal, siempre habrá un plan B. Para la Iglesia, si alguien entra al matrimonio con esa mentalidad, el vínculo puede considerarse “nulo desde el principio” —aunque para el resto del mundo la pareja haya vivido años de unión y tenido hijos.

Así que, si después de todo esto todavía parece incomprensible… quizá el verdadero problema no estaba en el matrimonio, sino en nuestra expectativa de que la lógica humana encaje perfectamente con la divina.
22/11/25 3:29 PM
anawim
Muy buen artículo.

Actualmente para la nulidad sólo se necesita un abogado experto en temas de nulidad y una cierta cantidad de dinero que puede superar los 4.000 €.

Cualquiera que cumpla estos requisitos obtiene la nulidad independientemente del número de hijos que hayan tenido ambos cónyuges que solicitan la nulidad para volverse a casar sacramentalmente.

Yo creo que lo que hay que mejorar son los cursillos prematrimoniales, habría que decirles claramente que en el caso de que hubiera infidelidad matrimonial tendrían que seguir con el matrimonio, y esto les parece insoportable, entonces que no se casen, porque el matrimonio es para siempre. La nulidad no debería de ser contemplada por la Iglesia porque antes del matrimonio está el noviazgo, tiempo para que los futuros cónyuges sepan si ambos miran en la misma dirección.
22/11/25 3:50 PM
anawim
Conozco varios casos en los que la nulidad deja 2 matrimonios rotos con 4 hijos de cada cónyuge, ¿esto es justo esto? Se aplica "misericordia" sobre los cónyuges al concederles la nulidad ¿Es justo para los hijos de cada parte rota que vean como su padre abandona a su madre para vivir con otra mujer, o como su madre abandona a su padre para vivir con otro hombre? Y finalmente casarse con la segunda mujer o con el segundo hombre sacramentalmente? ¿Dónde está aquí la misericordia? ¿con quién, o para quién la aplicaron?
22/11/25 4:26 PM
Generalife.
Muy buen artículo. Muy claro .Gracias por publicarlo
22/11/25 5:05 PM
maria
Es cierto que los tribunales eclesiásticos han pecado de buenismo en muchos casos, pero no olvidemos que engañar es muy fácil y con dinero se obtienen muchos testigos falsos, muchas pruebas periciales falsas, etc; de todas estas pruebas es casi imposible detectar si es verdad o mentira todo lo que se alega.....
El verdadero farsante es el que solicita la nulidad y aporta en connivencia con el abogado pruebas falsas.
Y también considero que a veces la interpretación de las normas que rigen los procedimientos deberían ser mas claras.
22/11/25 5:48 PM
David Crespo Blanco
La gente habla sin saber Amoris Letitia no se puede anular o derogar porque es una Exportación Apostólica. Lo que si puede y debe hacer el Santo Padre es escribir otro documento que diga lo que la Iglesia siempre a dicho sobre el matrimonio. Oremos por el Papa
22/11/25 5:55 PM
Ricardo
Excelente, lo anterior del papado de Francisco en cuestiones de inclusiones y matrimonios, todo mal ya que cada uno hacia lo que quería, se anularon matrimonios a mansalva, se igualó tanto que se bendigeron uniones de homosexuales o de concubinos, "Vete y no peques más" dijo el Señor y en algunos lugares parecía que se les decía, sigan pecando que aquí los recibimos.
22/11/25 6:03 PM
AJ
Betania in albis:

El tema está en que canónicamente el matrimonio es válido hasta que se demuestre lo contrario. Y esto, si se hace bien es muy difícil de demostrar. Como muestra les doy los siguientes números:

- Número de declaraciones de nulidad en 1960 en EEUU: 338.

- En 1992: 63933.

Algunos tribunales eclesiásticos reportan que tienen 550 nulidades concedidas al año y solo se deniegan 15.

Algo se está haciendo mal o alguien hace trampa. De 1960 al 92' suben un porcentaje descarado. Existe la conciencia escandalosa y generalizada de que con un poco de dinero y un buen abogado se gana la nulidad. Repito lo mismo: no es serio.

A mí que me digan que un matrimonio con varios hijos y después de 15 años casados es nulo. Como si nada hubiese pasado. Por ahí no entro
22/11/25 8:32 PM
Génesis
La validez de un matrimonio canónico depende de un consentimiento matrimonial dado de forma libre y consciente. Si en el momento de contraer nupcias, uno o ambos contrayentes excluyen deliberada y positivamente uno o varios de los elementos esenciales del matrimonio, esa unión es absolutamente nula desde su origen.

Los tres principios esenciales, o bienes del matrimonio, cuya exclusión invalida el vínculo, son:

Unidad: La unión de un solo hombre y una sola mujer.

Indisolubilidad (El Vínculo Para Siempre): La intención de un compromiso que dura hasta la muerte. Si la pareja se casa con la reserva mental de que la unión puede romperse (por ejemplo, "si no funciona, nos divorciamos"), se excluye este principio.

Fidelidad (La Exclusividad): El derecho y el deber de la vida conyugal exclusiva, sin permitir relaciones externas.

Y esto ocurre hoy en un altísimo %
22/11/25 8:47 PM
Concepción Astray Gomez
Solo quisiera hacerles una pregunta o una reflexión. ¿Por qué un natrimonio no se puede romper, no anular y volver a casarse, ni comulgar, mientras que un sacerdote (cuyo sacramento imprime carácter) puede abandonar el Sacerdocio, casarse y seguir en gracia de Dios?
25/11/25 6:19 PM

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