(Agencias/InfoCatólica) En su telegrama, Benedicto XVI pide a Dios que conceda al nuevo patriarca “la fuerza interior para consolidad la unidad y el crecimiento espiritual de la Iglesia ortodoxa serbia y para establecer vínculos fraternos con las demás iglesias y comunidades eclesiales”. El Papa le asegura “la cercanía de la Iglesia católica y su compromiso en la promoción de las relaciones fraternas y el diálogo teológico, de forma que los obstáculos que todavía impiden la plena comunión” entre las dos Iglesias “puedan ser superadas”.
El Pontífice recuerda también al Patriarca Pavle, quien ha dejado una herencia espiritual y profunda, y que “ha guiado eficazmente la Iglesia manteniendo su unidad frente a muchos retos”. Y en este sentido el Santo Padre expresa “su aprecio por su ejemplo de fidelidad al Señor y por tantos gestos suyos de apertura hacia la Iglesia católica”.
Defensa de la condición serbia de Kosovo
Por su parte, el nuevo patriarca serbio no dudó en afirmar que "sin Kosovo, Serbia no es Serbia", tras ser investido en la catedral de Belgrado.
Según los medios locales, el patriarca, de 80 años, destacó que la tarea "primordial y más santa" de la Iglesia serbia es ayudar al Estado "a preservar el santo y mártir Kosovo, preservarlo de aquellos que quieren arrebatarlo".
La ex provincia serbia declaró de forma unilateral en febrero de 2008 su independencia de Serbia, algo que Belgrado no reconoce pese al apoyo que la soberanía ha recibido por parte de Estados Unidos y de la mayoría de socios de la Unión Europea.
"Kosovo es nuestra tierra santa y nuestro Jerusalén", recalcó el dirigente eclesiástico, considerado de tendencia moderada y alejado de la política.
Irineo recordó que tras la ceremonia de hoy aún ha de celebrarse su investidura en Pec, ciudad de Kosovo y sede del antiguo patriarcado serbio de Pec, y que en esa región visitará también los monasterios de Decane y Gracanica.
El patriarca afirmó que "sin esos y otros lugares santos de Kosovo, Serbia se quedaría sin su razón y su alma".
Mencionó que otra tarea importante de la Iglesia Ortodoxa serbia es "unificar a nuestro pueblo disperso y preservar la unidad, ya que ello siempre fue la tarea primordial de la Iglesia, que siempre iba tras su pueblo".
Irineo sustituye al patriarca Pavle, fallecido en noviembre tras ocupar el cargo durante los últimos 19 años, un periodo difícil en el que cayó el régimen socialista y se desmembró la antigua Yugoslavia.
El nuevo patriarca manifestó ya antes de ser elegido el viernes su deseo de mejorar lazos con la Iglesia católica y se ha mostrado partidario de que el papa Benedicto XVI acuda a Serbia en 2013, en la que sería la primera visita de un Sumo Pontífice a ese país.
La Iglesia es la institución más valorada de Serbia y el número de fieles ha crecido desde la caída del sistema socialista, arropada por la ola de nacionalismo que atravesó el país durante las guerras en las que Yugoslavia dejó de existir.