(InfoCatólica) Durante su intervención ante la Asamblea de la FAO, el papa León XIV destacó la labor de la organización desde su fundación hace ochenta años. Recordó que «si se derrota el hambre, la paz será el terreno fértil del que nazca el bien común de todas las naciones», apelando a la responsabilidad compartida de gobiernos, instituciones y ciudadanos.
El pontífice lamentó que, pese a los avances científicos y tecnológicos, «seiscientos setenta y tres millones de personas en el mundo se van a la cama sin comer» y «otros dos mil trescientos millones no pueden permitirse una alimentación adecuada». Denunció que detrás de estas cifras «hay una vida truncada, una comunidad vulnerable» y afirmó que permitir esta situación constituye «un fracaso colectivo, un extravío ético, una culpa histórica».
León XIV también advirtió sobre el uso de los alimentos como «arma de guerra» en conflictos actuales, recordando que «la inanición deliberada» ha sido calificada como crimen de guerra por el Consejo de Seguridad de la ONU. «El silencio de quienes mueren de hambre grita en la conciencia de todos», dijo el Papa, exhortando a la acción inmediata: «Esa batalla es de todos».
El Santo Padre cuestionó las desigualdades globales y el desperdicio de alimentos, calificando de «paradojas ultrajantes» el contraste entre la abundancia y la carencia. Invitó a los responsables políticos y sociales a superar «un paradigma político enconado» y a basar sus decisiones en «una visión ética que prevalezca sobre el pragmatismo».
En referencia al lema de la jornada —«Mano de la mano por unos alimentos y un futuro mejores»—, León XIV afirmó que no basta con proclamar valores, sino que deben «encarnarse» mediante acciones concretas. Subrayó además el papel esencial de la mujer en la lucha contra el hambre, describiéndola como «silenciosa arquitecta de la supervivencia» y «custodia metódica de la creación».
El Papa defendió el multilateralismo como vía necesaria frente a las «tentaciones autocráticas» y pidió que los países más pobres sean escuchados y considerados en la toma de decisiones internacionales. Reclamó «repensar con audacia las modalidades de la cooperación internacional» y promover una «visión que permita responder con mayor eficacia» a las necesidades reales.
En la parte final de su discurso, pronunciada en inglés, León XIV instó a la comunidad internacional a no ignorar el sufrimiento de quienes padecen hambre, citando situaciones críticas en Ucrania, Gaza, Haití, Afganistán, Mali, la República Centroafricana, Yemen y Sudán del Sur. «No podemos aspirar a un mundo más justo si no estamos dispuestos a compartir lo que hemos recibido», señaló.
El Pontífice animó a continuar trabajando por una justicia que dé «frutos duraderos y benéficos» y reiteró el compromiso de la Santa Sede y de las instituciones de la Iglesia católica con «los más pobres y los más desfavorecidos en todo el mundo».






