(Cope/InfoCatólica) El párroco Josep Samsó Elías será proclamado mañana beato en una ceremonia que se celebrará en la basílica de Mataró. Será un acto sin precedentes, teniendo en cuenta que es la primera beatificación que se celebra en el arzobispado de Barcelona, y que desde el siglo XII no se había producido una ceremonia de estas características en Cataluña.
El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach presidirá el acto, al que también asistirán el nuncio del Vaticano en España, monseñor Renzo Fratino, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Angelo Amato, además de una veintena de obispos y unos 400 sacerdotes de toda España. Por expreso deseo del Vaticano, la ceremonia, que empezará con el Rito de Beatificación, tendrá un carácter popular y será breve, de unas dos horas como máximo.
Josep Samsó Elías, que durante 17 años fue el rector de la basílica de Santa María de Mataró fue fusilado por las milias republicanas en 1936. En su última carta dominical, el cardenal de Barcelona recordaba el momento en que fue detenido: "el día 19 de julio de 1936, a las tres de la madrugada, unos policías registraron la rectoría de Santa María con la excusa de descubrir armas. El párroco Samsó les dijo que lo podían hacer, ya que él había defendido siempre a la Iglesia con todos los medios, pero nunca con las armas, ya que Jesucristo defendió a su Iglesia muriendo y no matando. En una ocasión, dijo a su madre: `pido a Nuestro Señor que si me ha destinado al martirio que me dé las fuerzas para afrontarlo´".
En su causa de beatificación se destaca que poco antes de morir, Samsó perdonó a sus ejecutores, como así explicaba monseñor Martínez Sistach: "Al llegar allí, pidió a sus ejecutores que respetaran a su madre y a su hermana. Le contestaron que nada les pasaría. Él les aseguró que los perdonaba como Jesús había hecho con los que le clavaron en la cruz. Cuando intentaron taparle los ojos, dijo con serenidad:`Y no soy un criminal, quiero morir de cara a Mataró y a las Santas que tanto he amado´. Intentó abrazar a los miembros del pelotón de ejecución, cosa que logró con algunos, pero otros se negaron. uno de los del pelotón le hizo callar con un `¡Basta, que acabará convenciéndonos!´. Samsó puso los brazos en cruz y dijo `Ya podéis disparar´. Ya en el suelo, recibió el tiro de gracia".