(InfoCatólica) Durante la celebración, a la que acudieron los pocos residentes que permanecen en Kalalé tras el éxodo masivo provocado por el ataque, el obispo transmitió un mensaje de esperanza y resiliencia: «Intenté animarlos diciéndoles que Jesús nunca abandona a su rebaño», señaló, subrayando la importancia de la fe para superar el trauma colectivo. El prelado también agradeció los esfuerzos del Gobierno de Benín para reforzar la seguridad en la región:
«Tengo que dar las gracias al Gobierno y al ejército por haber incrementado la presencia militar en la zona. Ahora estamos más protegidos».
Uno de los principales motivos de preocupación para Mons. Moumouni es la escuela gestionada por las religiosas de la Compañía del Salvador, una congregación española que dirige un complejo educativo en Kalalé con primaria, secundaria y formación profesional. Este centro, que atiende a cientos de alumnos, en su mayoría musulmanes, constituye un pilar de diálogo interreligioso en la región. «Lo que ahora me preocupa es resolver la cuestión de la escuela gestionada por las hermanas», explicó el obispo, precisando que las religiosas han suspendido temporalmente las clases por el riesgo de que un nuevo ataque yihadista convierta a los estudiantes en rehenes. No obstante, se mostró optimista respecto a una solución:
«Estamos trabajando, en coordinación con las autoridades civiles y militares, para ofrecer garantías concretas de seguridad a alumnos y profesores. Confío en que pronto podamos reabrir la escuela».
El ataque que motivó la visita del obispo tuvo lugar en la madrugada del 10 de septiembre de 2025, cuando un grupo de unos 200 combatientes yihadistas, presuntamente vinculados al Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, afiliado a Al Qaeda), cruzó desde Nigeria para asaltar Kalalé, una aldea fronteriza en la diócesis de N’Dali. Según Reuters y The Africa Report, los atacantes se dirigieron contra una comisaría de policía y una base militar, con el objetivo de secuestrar personal para intercambios o rescates. Durante la incursión saquearon viviendas, robaron motocicletas y vehículos, y secuestraron a seis civiles, que a día de hoy siguen en manos de sus captores.
No se registraron víctimas mortales gracias a la intervención de las fuerzas beninesas dentro de la Operación Mirador, una iniciativa antiterrorista activa desde 2019. Sin embargo, el ataque generó pánico generalizado, provocando la huida de numerosos residentes y dejando a Kalalé en una situación de vulnerabilidad. El episodio se suma a una serie de agresiones en la región, entre ellas el secuestro de cinco personas el 27 de julio de 2025, de las cuales dos fueron liberadas, quedando un total de nueve rehenes en poder de los yihadistas.
Vinculados a Al-Qaeda
El nombre «Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes» es la traducción al español de «Jamāʿat Nuṣrat al-Islām wa-l-Muslimīn» (JNIM), también conocido en francés como «Groupe de Soutien à l'Islam et aux Musulmanes» (GSIM). Es la denominación oficial de esta alianza yihadista salafista, afiliada a Al-Qaeda, activa en el Sahel.
-
Origen y formación: Fundado el 2 de marzo de 2017 por la fusión de AQIM, Ansar Dine y Al-Mourabitoun, liderado por Iyad Ag Ghali, como rama de Al-Qaeda en Malí y el Sahel. Fue Incluido en la lista de sanciones de la ONU contra Al-Qaeda el 4 de octubre de 2018 por actos terroristas, según el Consejo de Seguridad
-
Actividades y amenaza: Opera en Malí, Burkina Faso, Níger y Benín, atacando fuerzas de seguridad, misiones de la ONU y civiles. En 2025, intensificó acciones, causando víctimas y desplazamientos.
El ataque en Kalalé refleja la creciente amenaza yihadista en el Sahel y en sus fronteras, con Benín enfrentando un incremento del 50 % en incidentes de este tipo en 2025, según el Instituto para el Estudio de la Guerra. La porosidad de la frontera con Nigeria facilita estas incursiones, y los grupos armados han lanzado amenazas explícitas contra las actividades eclesiales, lo que aumenta la presión sobre la diócesis de N’Dali.







