(NCRegister/InfoCatólica) La noticia de que la activista provida Lila Rose fue declarada ganadora por los estudiantes tras un debate celebrado esta semana en la Universidad de Yale ha tenido una notable repercusión en los medios provida. La universidad, tradicionalmente poco favorable al movimiento en defensa de la vida, acogió el evento con gran asistencia.
Rose, fundadora y presidenta de la organización Live Action, escribió en la red X tras el debate, organizado por la Unión Política de Yale. Según explicó, el organizador del evento se mostró «sorprendido» después de que los asistentes votaran a favor del argumento provida con un resultado de 60 votos frente a 31.
Para los defensores del derecho a la vida del no nacido, el resultado fue alentador, al mostrar que los argumentos contra el aborto siguen ganando terreno, incluso en instituciones académicas de alto nivel.
La oponente de Rose fue Frances Kissling, exdirectora de la organización «Católicas por el Derecho a Decidir» y fundadora de la Federación Nacional del Aborto en Estados Unidos. Durante el debate, Kissling argumentó que, aunque un niño por nacer sea humano, una mujer debería tener el derecho de decidir si ese hijo vive o muere.
«Tenemos que empezar a pensar en el aborto como un conflicto de valores. Yo tiendo a dar más importancia o a pensar más en el valor de la vida de las mujeres», afirmó Kissling. Añadió: «No hablo de si van a morir o no, sino de que deben poder decidir cómo van a vivir esa vida».
Kissling, que se identifica como católica y pasó dos años en un convento como religiosa, sostuvo también que el aborto debería ser aceptado por una Iglesia que, según ella, está en constante evolución. «La idea de que el catolicismo nunca cambia no es cierta, ni siquiera en decisiones muy serias», dijo. «Pensaba en esto: ¿qué pasó con el limbo?».
«Formo parte del grupo de católicos que considera que incluso la Iglesia puede cambiar. Vamos aprendiendo cosas nuevas», añadió.
(Corrección doctrinal implícita: esta postura no representa el magisterio auténtico de la Iglesia católica, que sostiene la inmutabilidad de las verdades esenciales de fe y moral).
Por su parte, Lila Rose respondió describiendo lo que significa priorizar la «elección» por encima de la vida, citando el caso reciente de una estudiante universitaria de 21 años cuyo bebé recién nacido fue hallado muerto, envuelto en una toalla y escondido en un armario.
«Un niño escondido en un armario, con su humanidad negada. Si esto no nos conmueve, ¿entonces qué lo hará? Esto es lo que implica anteponer la elección de los adultos sobre la vida», expresó Rose.
Y preguntó con claridad: «¿Acaso debería ser legal el asesinato? Por supuesto que no. Entonces, ¿por qué justificamos el aborto? El aborto es la eliminación directa e intencionada de un ser humano inocente».
Rose también abogó por un mayor apoyo público a los centros de ayuda a la maternidad, beneficios económicos para padres y la gratuidad del parto. «En lugar de recurrir a la violencia contra los más vulnerables como solución a los problemas, deberíamos ser una sociedad que protege, que mejora la vida de los más frágiles, que dirige sus esfuerzos y recursos a apoyar a las mujeres, las familias jóvenes y los niños», afirmó.
Al finalizar el debate, Kissling admitió que su postura parte del reconocimiento de que el niño por nacer es, efectivamente, un ser humano. No obstante, recurrió a una visión utilitarista, según la cual una acción puede justificarse si produce el mayor beneficio para el mayor número de personas.
Propuso entonces un «experimento mental» en el que, ante un incendio, uno debe decidir entre salvar a una familia pobre de seis miembros o a un médico a punto de descubrir la cura contra el cáncer. «Os invito a reflexionar sobre cuánto creemos realmente en el principio de que toda vida tiene igual valor», concluyó.
Sabrina Soriano, estudiante católica de tercer curso en Yale y miembro del grupo provida del campus, afirmó tras el debate: «Creo que Lila no solo ganó, sino que se impuso con humildad y con el deseo profundo de hacer justicia a la Iglesia y al no nacido».
«Incluso quienes eran partidarios del aborto reconocieron que el argumento de Kissling era débil y se basaba más en emociones que en hechos», añadió.
Kylyn Smith, estudiante de último curso con doble titulación en física y economía, también elogió el desempeño de Rose: «Lila defendió la causa provida con un argumento lógico y claro, centrado en la humanidad del niño por nacer. Fue impresionante verla hablar con tanta firmeza y serenidad en directo, igual que en sus intervenciones grabadas».
«La pasión del público, desde aplausos hasta muestras de disconformidad, fue evidente durante todo el debate. El razonamiento de Lila Rose, sólido y coherente, contrastó con las contradicciones de la otra ponente, lo que consolidó su victoria», concluyó Smith.






