(ACIPrensa/InfoCatólica) Polonia se mantiene como el país con más vocaciones sacerdotales de Europa en 2025, con 206 nuevos presbíteros ordenados, consolidando su posición como referente en el continente.
Así lo indican los últimos datos difundidos por la Agencia de Información Católica Polaca (KAI) y recogidos por el Catholic Herald, que evidencian la estabilidad vocacional del país en contraste con la tendencia a la baja que afecta a buena parte de Europa.
Este liderazgo es particularmente visible en la Diócesis de Tarnów, en el sur del país, que este año contará con 13 nuevos sacerdotes, la cifra más alta de toda Polonia.
Mientras que en otras regiones europeas las ordenaciones no alcanzan los niveles necesarios para reemplazar al clero que se retira —lo que obliga a depender de misioneros procedentes de África y Asia—, Polonia mantiene una firme continuidad vocacional, signo de la solidez de su identidad católica.
A pesar de las presiones propias de la modernidad, como la secularización, la transformación de las estructuras familiares y la baja natalidad, el panorama polaco sigue destacando por su vitalidad religiosa.
Aunque las ordenaciones diocesanas han descendido ligeramente (141 en 2025 frente a 153 en 2024), la tendencia se mantiene relativamente estable. Esta resiliencia se apoya en factores específicos que distinguen a Polonia de otros países del entorno europeo.
La clave principal es la arraigada tradición católica que sigue viva en gran parte de la sociedad. Aunque el último censo (2021) mostró un descenso respecto a años anteriores, el 71,4 % de la población sigue declarándose católica, y cerca del 30 % asiste regularmente a Misa dominical, una cifra muy superior a la media europea.
La Diócesis de Tarnów, especialmente, se mantiene como uno de los bastiones de la religiosidad tradicional.
«La Diócesis de Tarnów se encuentra en el sur de Polonia, en lo que antiguamente era la provincia austriaca de Galitzia», explicó a CNA Marcin Regocki, director general de la Fundación Auxilium de la diócesis.
«Debido a diversos factores históricos —explicó—, esta región sigue siendo hoy una de las zonas más religiosas y tradicionales de Polonia. De hecho, la vida religiosa en esta parte de Polonia suele caracterizarse por su carácter eminentemente clerical».
A lo largo del siglo XX, esta diócesis no sólo alimentó sus propias necesidades pastorales, sino que se convirtió en semillero de vocaciones para otros lugares de Europa, América y las misiones.
«Históricamente, Galicia también fue una importante fuente de emigración económica hacia Europa Occidental y América», añadió Regocki. «Incluso hoy en día, sacerdotes y monjas de esta región prestan servicio en todo el mundo».
El dinamismo espiritual de Tarnów se ha mantenido, pese a los desafíos sociales contemporáneos, gracias también a su rica herencia mariana. Uno de los principales impulsores de esta cultura vocacional fue el arzobispo Leon Wałęga, obispo de Tarnów entre 1901 y 1931.
Mons. Wałęga promovió con intensidad la devoción a Nuestra Señora de Tuchów, importante santuario mariano local. En 1904, coronó la imagen milagrosa con un manto de plata, confiando a la Virgen la protección y el florecimiento de las vocaciones.
La ceremonia de coronación reunió a más de 130.000 fieles y 200 sacerdotes, y marcó un hito espiritual en la historia de la diócesis. Desde entonces, miles de peregrinos —entre ellos obispos, sacerdotes y seminaristas— han visitado este lugar para rezar por las vocaciones y discernir su llamada.
Más de un siglo después, esta tradición continúa viva, extendiéndose incluso más allá de las fronteras de Polonia.
En declaraciones a KAI, el obispo Andrzej Przybylski, delegado de la Conferencia Episcopal Polaca para las Vocaciones, reflexionó sobre el presente y el futuro del sacerdocio en el país.
«En Polonia, aún estamos en un momento en el que el número de vocaciones se mantiene estable, aunque aún muy bajo en comparación con los años más fructíferos», señaló. «Hemos vivido un período de importante crecimiento vocacional y creemos que debe continuar. La cuestión es cómo acoger a quienes ahora descubren este camino y deciden emprenderlo».
Mons. Przybylski subrayó la necesidad de fomentar entornos adecuados para el discernimiento.
«Queremos acompañar las vocaciones. Creemos que Dios llama a las personas como Él quiere, a quien Él quiere y según sus planes», afirmó. «Sin embargo, queremos crear una cultura vocacional para animar a muchos jóvenes a descubrir su vocación», concluyó.