(El País/InfoCatólica) Esta vez la excusa no puede ser Hamás. En los últimos meses, Cisjordania vive una de las campañas de presión más intensas de los últimos años. Desde 2024 se han creado 89 nuevos puestos avanzados (outposts) de colonos judíos, según datos de la ONG israelí Peace Now. Solo en 2025, hasta el momento, se han levantado 30, frente a los siete registrados en 2023, lo que supone un incremento récord de asentamientos ilegales.
Paralelamente, 39 comunidades agrícolas y pastoriles palestinas han sido desmanteladas a la fuerza desde octubre de 2023, de acuerdo con cifras de B’Tselem. Decenas más permanecen al borde de la expulsión en un contexto de ataques cada vez más frecuentes en las zonas rurales. La guerra en Gaza, iniciada en octubre de 2023, ha coincidido con un aumento notable de la violencia de los colonos en Cisjordania.
Apoyo de militares israelíes
Desde finales de junio, seis palestinos han muerto en ataques de colonos en diferentes localidades, incluidos dos hombres asesinados el 11 de julio en Sinjil, uno de ellos con nacionalidad estadounidense, y cuatro vecinos, entre ellos un adolescente, en Kafar Malek. Los asaltos son perpetrados a menudo con apoyo de militares israelíes, lo que dificulta diferenciar entre soldados y civiles armados en uniforme, según denuncian activistas de Combatientes por la Paz.
El avance de los colonos se acompaña de la construcción de carreteras asfaltadas, el tendido de tuberías y la instalación de ranchos ganaderos subvencionados por el Gobierno israelí. Mientras tanto, las comunidades palestinas afectadas carecen de acceso a servicios básicos como agua o electricidad. En Khirbet Makhul, por ejemplo, una tubería abastece a una base militar israelí, pero no a los pobladores palestinos cercanos, que sobreviven en precarias viviendas de chapa y sacos.
Los mecanismos de presión incluyen el cierre de caminos, la declaración de campos de tiro militares que bloquean zonas de pastoreo y la emisión de órdenes de demolición. En Ein al Hilwa, una vivienda recibió una orden de demolición el mismo día de la visita de varios reporteros internacionales, que fueron retenidos durante una hora en un control militar pese a haber solicitado permiso previamente.
La ONG Peace Now alerta de que los nuevos asentamientos se convierten rápidamente en núcleos familiares consolidados, con servicios plenos y seguridad militar, lo que contrasta con la vulnerabilidad extrema de las aldeas palestinas circundantes.
La situación en el valle del Jordán ilustra la estrategia de segregación territorial. Según Combatientes por la Paz, se trata de un «acoso sistemático orquestado por el Gobierno israelí» para forzar el desplazamiento de la población palestina hacia núcleos urbanos y consolidar el control sobre áreas rurales estratégicas.