(LSN/InfoCatólica) El Departamento de Justicia (DOJ) de EE.UU ha confirmado la apertura de una investigación que afecta a profesionales sanitarios y centros médicos presuntamente implicados en intervenciones de «transición» en menores. Las citaciones se enmarcan en pesquisas por fraude sanitario, falsedad documental y otras infracciones vinculadas al uso de fondos federales.
Nada más regresar a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que anuló todos los apoyos federales a estas prácticas, revocó directrices emitidas durante la anterior administración y dispuso la revisión de la literatura médica existente, además de reforzar la vigilancia sobre cualquier actuación que contravenga la normativa vigente.
«Los profesionales y organizaciones que hayan mutilado a niños al servicio de una ideología perversa rendirán cuentas ante este Departamento de Justicia», declaró la fiscal general, Pam Bondi, al anunciar la medida.
Paralelamente, la Comisión Federal de Comercio (FTC) recordó su competencia para actuar contra «prácticas engañosas» si se demuestra que se ocultaron riesgos o se exageraron beneficios de los tratamientos. Durante un taller celebrado el mismo día, el jefe de gabinete del DOJ, Chad Mizelle, instó a los posibles perjudicados a presentar denuncias:
«Si usted ha sufrido daños, póngase en contacto con nosotros».
Diversos estudios citados por la Administración subrayan los riesgos físicos y psicológicos de estos procedimientos, especialmente en menores que, por su edad, carecen de la madurez necesaria para valorar sus consecuencias a largo plazo. El DOJ no ha revelado la identidad de los investigados ni ha formulado cargos, pero ha asegurado que «explorará todas las vías legales» para frenar cualquier infracción que ponga en peligro la salud infantil.
Se prevé que las primeras conclusiones de la investigación se hagan públicas antes de que finalice el verano.
Estas son las cuestiones que el DOJ y otros organismos citan con mayor frecuencia cuando analizan los tratamientos de «transición» en menores:
1. Revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes
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Miroshnychenko et al., 2025: revisión y metaanálisis sobre bloqueadores de la pubertad que concluye que «la certeza global de la evidencia es baja» y señala efectos adversos en densidad ósea y escasos datos sobre beneficios psicológicos a largo plazo.
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Informe de la Oficina de Asuntos de Población del HHS (mayo 2025), que resume siete revisiones sistemáticas y advierte de la «insuficiencia» de datos robustos para sopesar riesgos y beneficios en menores.
2. Informes de agencias sanitarias extranjeras
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Cass Review (NHS Inglaterra, abril 2024). Tras cuatro años de trabajo y varias revisiones sistemáticas de la Universidad de York, recomienda limitar bloqueadores y hormonas a contextos de investigación clínica y reforzar la evaluación multidisciplinar.
3. Estudios de seguimiento infantil y tasas de desistencia
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Investigaciones de seguimiento como Steensma et al. (2013) y Kaltiala-Heino et al. (2018) hallan que entre un 60 % y un 88 % de los menores con disforia de género dejan de presentarla espontáneamente al llegar a la adolescencia.
4. Resultados de salud mental a corto plazo
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Observacionales como Tordoff et al., 2022, apuntan a descensos iniciales de depresión y suicidabilidad tras iniciar bloqueadores u hormonas, aunque el seguimiento no supera los doce meses y los autores piden estudios longitudinales más amplios.
5. Debates metodológicos
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Varias revisiones críticas (p. ej., Brignardello-Petersen et al. 2025) subrayan que los trabajos disponibles suelen carecer de grupos de control, ser de tamaño pequeño y presentar sesgos de selección, lo que complica extraer conclusiones firmes sobre causalidad.