(Agencias/InfoCatólica) En su escrito, el prelado resalta que la emigración es uno de los "signos de nuestro tiempo y un fenómeno humano complejo que nos interpela". Además sostiene que para el cristiano, constituye "un momento de gracia para vivir la catolicidad", para acentuar "el fortalecimiento de nuestras comunidades", así como para fomentar "el diálogo interreligioso", y para desarrollar "la acción caritativa y social de la Iglesia".
Monseñor Jiménez recuerda que la Programación Pastoral de la Diócesis de Santander para este año 2010, recoge como uno de los objetivos "cuidar la acogida e integración de los inmigrantes".
En su carta agrega que "nadie debe sentirse extranjero a pesar de las diferencias" y exhorta a "ver" siempre en los inmigrantes a "unas personas, y no una mano de obra u objeto de nuestra caridad" con "paternalismos que deshumanizan".
El obispo insta a "estrecharnos un poco" para posibilitar para ellos la creación de nuevos puestos de trabajo "con salarios dignos y con seguridad social". Además pide que se "denuncien las situaciones de pecado e injusticia social" contra los emigrantes en "los ámbitos en los que nosotros tengamos acceso".
Salir a su encuentro
Otra de las propuestas pastorales para facilitar la acogida de los inmigrantes es la de "salir de nuestros esquemas; de nuestras casas e ir al encuentro del otro". Saber "quiénes son, dónde están, cómo viven", y tratar de llegar a "descubrir sus verdaderas necesidades humanas, familiares, religiosas y espirituales".
Tal es así que Monseñor Jiménez insta a "no esperar a que vengan a la parroquia porque necesiten ayuda, sino salir a su encuentro y acogerlos", aseveró.
Por último recalca la necesidad de "trabajar contra el racismo y la xenofobia", y recuerda que "creer en las posibilidades de una persona es hacerla nacer de nuevo; ignorarla o dejarla por imposible, es matarla".