(InfoCatólica) En una extensa carta pastoral firmada por su presidente, el cardenal Pablo Virgilio David, los prelados denuncian los efectos destructivos de las apuestas digitales, especialmente sobre los jóvenes y los sectores más vulnerables de la población.
El texto, dirigido a «los amados hermanos y hermanas filipinos», describe un panorama alarmante. Tras la clausura de las operaciones de juego presencial como los POGOs (Philippine Offshore Gaming Operators) y el E-Sabong (apuestas en peleas de gallos), la industria del juego ha resurgido en formato digital, aprovechando la tecnología para ofrecer un acceso ilimitado y enganchar a millones de usuarios.
«Una crisis moral y de salud pública»
La CBCP rechaza categóricamente la percepción del juego online como un entretenimiento inofensivo. «No se trata de un simple pasatiempo, sino de un fenómeno con profundas implicaciones morales, que mina la estabilidad familiar y social», advierte la carta. Los obispos denuncian que la facilidad de acceso —a través de móviles, ordenadores y aplicaciones 24 horas al día, siete días a la semana— ha propiciado un aumento explosivo de la adicción.
«Basta un clic para que una persona pierda sus ahorros, endeude a su familia o se vea atrapada en un ciclo de ludopatía», alertan los prelados. Entre los testimonios recogidos destacan frases desgarradoras de afectados: «He mentido a mi familia por el juego», «Hemos perdido todo lo que teníamos», «No sé cómo salir de esto».
La Iglesia compara la adicción al juego con otras dependencias como las drogas o el alcohol, calificándola de «crisis pública de salud» que no solo afecta a los individuos, sino también a sus familias y comunidades. Especial preocupación les merece la situación de los trabajadores migrantes filipinos, cuyas remesas, vitales para sus hogares, se están viendo comprometidas por la ludopatía online.
Críticas a la pasividad del Estado y de los medios
La CBCP también dirige duras críticas a las autoridades gubernamentales y a los medios de comunicación por su aparente inacción. «¿Por qué el silencio? ¿Será porque muchos se están beneficiando económicamente?», se preguntan los obispos, en alusión a los ingresos astronómicos de la industria del juego. Según datos mencionados en la carta, solo en 2024 las plataformas digitales de apuestas generaron más de 154.000 millones de pesos filipinos, un aumento del 165 % respecto al año anterior.
Los obispos piden al Gobierno que imponga una regulación estricta sobre los sistemas de pago online y que no conceda licencias a operadores de apuestas que prioricen el lucro sobre el bienestar social. También instan a los medios y a la industria publicitaria a dejar de idealizar el juego y a mostrar sus consecuencias reales.
«¿Queremos una cultura de resiliencia o una cultura del juego?»
El texto plantea una reflexión sobre el modelo de sociedad que Filipinas quiere construir: «¿Queremos una cultura de resiliencia, que proteja a los más vulnerables, o una cultura del juego, que explote sus debilidades para beneficio de unos pocos?». La CBCP advierte de que normalizar las apuestas digitales como parte de la vida cotidiana tendrá efectos devastadores a largo plazo, incrementando la pobreza, el endeudamiento y la desintegración familiar.
Llamada a la acción: Iglesia, Estado y sociedad
La carta pastoral concluye con una serie de llamamientos concretos:
- A las familias y comunidades: para que reconozcan el daño causado por el juego online y acompañen a las personas atrapadas en esta adicción.
- A las parroquias y comunidades eclesiales: para que se impliquen activamente en programas de prevención y ayuda a las víctimas.
- Al Gobierno y legisladores: para que promulguen leyes que regulen estrictamente las plataformas de apuestas y protejan especialmente a los menores.
- A los medios de comunicación y anunciantes: para que dejen de presentar con glamour el juego y muestren la realidad de sus efectos devastadores.
«El silencio es complicidad», afirman los prelados, y subrayan la necesidad de actuar de forma urgente para evitar que la sociedad siga perdiendo generaciones atrapadas por la ludopatía.
Mensaje de esperanza para los afectados
Pese a la dureza del diagnóstico, la CBCP ofrece palabras de consuelo y esperanza a quienes luchan por liberarse de la adicción:
«No estáis solos. La Iglesia camina a vuestro lado para ayudaros a romper las cadenas de esta esclavitud».
El juego online: un fenómeno global con consecuencias alarmantes
El crecimiento del juego online no es exclusivo de Filipinas. Según el informe de la consultora H2 Gambling Capital, el mercado mundial de las apuestas digitales alcanzó en 2024 un volumen de negocio de más de 110.000 millones de euros, con un crecimiento anual del 11 %. Europa lidera el consumo con cerca del 45 % del total, seguida de Asia y Norteamérica.
En España, la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) ha advertido de un aumento sostenido en el número de jugadores online, especialmente entre jóvenes de 18 a 25 años, donde las apuestas deportivas y los casinos virtuales concentran la mayor parte del gasto. El Ministerio de Consumo reforzó en 2021 las restricciones publicitarias, prohibiendo anuncios de apuestas en horario infantil y limitando los patrocinios en camisetas de equipos deportivos, pero asociaciones de ludópatas denuncian que estas medidas siguen siendo insuficientes.
En Reino Unido, la Comisión del Juego introdujo en 2023 una «verificación de solvencia» para limitar las pérdidas excesivas, mientras que en Italia y Bélgica se han prohibido completamente los anuncios de apuestas en todos los medios de comunicación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la ludopatía como un trastorno del comportamiento desde 2018, alertando de que el fácil acceso al juego online y los mecanismos de recompensa inmediata aumentan significativamente el riesgo de adicción. Un estudio de la Universidad de Harvard señala que el 6 % de los usuarios habituales de plataformas de apuestas digitales desarrollan comportamientos problemáticos.
Los expertos advierten que la pandemia de COVID-19 aceleró la migración del juego presencial al online. El confinamiento, el aislamiento social y la incertidumbre económica dispararon el uso de estas plataformas, que ofrecen disponibilidad 24/7 y métodos de pago instantáneos.
Por su parte, la Iglesia católica ya se ha manifestado en otros países sobre el problema. En Italia, el cardenal Gualtiero Bassetti denunció en 2022 el «efecto devastador del juego sobre las familias empobrecidas», mientras que en Hispanoamérica varias conferencias episcopales han pedido a los gobiernos regular las apuestas digitales para evitar la explotación de los más vulnerables.