(ACIPrensa/InfoCatólica) El pasado 30 de junio, el P. Héctor Alejandro Pérez fue víctima de un ataque armado en Villahermosa, capital del estado mexicano de Tabasco. El hecho ocurrió por la mañana, cuando el presbítero salía de la casa parroquial para cumplir con una visita pastoral.
De acuerdo con el obispo diocesano, Mons. Gerardo de Jesús Rojas López, todo apunta a que el ataque se debió a «una confusión con alguna otra persona». El prelado explicó que el sacerdote se dirigía a atender a un enfermo en su domicilio al momento del incidente.
Ordenado en el año 2020, el P. Héctor había asumido recientemente la responsabilidad de la parroquia de San Francisco de Asís, donde apenas llevaba un año de ministerio. Su formación tuvo lugar en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona (España), y obtuvo su licenciatura en Teología en la Universidad de Navarra.
Durante su etapa formativa en España forjó una profunda amistad con el sacerdote español Javier Sánchez-Cervera, con quien compartió numerosas vivencias pastorales. El P. Javier relató a ACI Prensa que su último encuentro fue en junio de 2024, poco antes del atentado. Recordó que juntos celebraron el Corpus Christi y realizaron diversas actividades, incluyendo una visita al convento de la hermana del sacerdote mexicano en Cantalapiedra (Salamanca).
El P. Sánchez-Cervera lo definió como un sacerdote «muy servicial, muy dispuesto, muy atento, muy alegre», y destacó además su profunda piedad y devoción a la Virgen, especialmente a la Virgen de Guadalupe. Aunque algo reservado, lo describió como alguien que «vencía la timidez por el deseo de servir a los demás (…) sobre todo a Dios». Añadió que era «de corazón muy grande, muy dispuesto al servicio, y con fácil sonrisa, dispuesto a ayudar y a servir a otros».
También subrayó que, pese a la situación de inseguridad que atraviesa México, el P. Héctor nunca manifestó temor: «todo lo contrario, él tenía ganas de regresar a su diócesis y servir en una parroquia y ayudar a la gente».
En sus conversaciones, el sacerdote mexicano solía decir que «había aprendido en la parroquia a tratar mucho al Espíritu Santo y a confiar en el Espíritu Santo». Por ello, su amigo español animó a los fieles a encomendarse a la intercesión de la Virgen de Guadalupe: «en las manos del Espíritu Santo y pedir la intercesión de la Virgen de Guadalupe para pedir por su recuperación».
Por su parte, el P. Roberto Sánchez Cabrera, responsable diocesano de la Pastoral de la Comunicación, informó que el estado de salud del P. Héctor ha evolucionado favorablemente desde el día del ataque. Aunque su situación fue considerada «muy grave» inicialmente, hoy se encuentra estable.
En declaraciones del jueves 3 de julio, el P. Sánchez Cabrera indicó: «Está muy bien, su proceso va lento, pero bien. Está en terapia intensiva porque lo están monitoreando las 24 horas (…) Afortunadamente, el Padre va muy bien en su proceso de recuperación».