-(NCRegister/InfoCatólica) Hace una década, Kevin Hansen, profesor de Teología en un instituto de Chicago, falleció con tan solo 33 años tras ser diagnosticado con una forma agresiva de leucemia que terminó con su vida en apenas siete días. Su hermano Andrew, director de comunicación de la diócesis de Springfield (Illinois), recuerda aquel momento como una intensa súplica por un milagro.
«Sin duda, nuestra familia rezaba con fervor para que mi hermano no muriera. Celebramos Misas, vinieron sacerdotes, rezamos el Rosario sin cesar. Dios respondió a nuestra oración, pero la respuesta fue “no”», declaró Andrew Hansen al Register.
Sin embargo, para Hansen, el verdadero milagro no fue la curación, sino los frutos espirituales que brotaron de aquella tragedia. El tiempo pasado junto a Kevin en el hospital inspiró a su hermana Mary a volver a estudiar enfermería. En su nuevo trabajo conoció a quien sería su esposo, Alex, quien posteriormente se convirtió al catolicismo. Hoy, Mary y Alex tienen dos hijas.
«A raíz de la tragedia de mi hermano, tenemos una nueva vida con estas dos niñas; un matrimonio hermoso; y un nuevo hombre de fe, todo nacido del sufrimiento», explicó Hansen.
Este testimonio personal es uno de los más íntimos que Hansen comparte junto al padre Michael Trummer en el documental «God Is Alive, Part 2», estrenado en abril y disponible gratuitamente en línea.
La película, continuación del documental estrenado en 2023, busca mostrar cómo Dios actúa de manera milagrosa en el Medio Oeste de EE.UU. A lo largo del metraje, Hansen y el padre Trummer conversan mientras conducen, comentando los testimonios recogidos y su impacto en su propia fe y vocación.
El primer documental, con más de 25.000 visualizaciones en YouTube, nació de la convicción de Hansen de que existen muchos relatos de fe y milagros a poca distancia de Springfield. En esta segunda parte, el foco vuelve a estar en mostrar cómo Dios está presente tanto en lo extraordinario como en lo cotidiano, y en resaltar el poder del testimonio personal como medio de evangelización.
Uno de los relatos más destacados es el de Colette Gaston, una joven de Ashland (Illinois) que padeció múltiples afecciones médicas graves. Durante su hospitalización, su madre recuerda que un anciano rezó con ella en urgencias y desapareció inmediatamente, lo que ella interpreta como la intervención de un ángel. Colette también sintió en su cama «una mano gigante» sobre su cabeza, que identificó como la de Dios.
En medio de la recuperación, recibió «las tres últimas unidades de sangre del hospital», exactamente lo que necesitaba. En estado de sedación, se le oyó decir: «Bendito sea Jesús» y describió una visión de santos intercediendo por ella. Una pétala de rosa bendecida que tenía en la habitación mostró la imagen de san Pío de Pietrelcina, santo al que la familia había encomendado su causa.
El documental también presenta el caso de perdón milagroso de Alma Pederson, de Edwardsville (Illinois), quien sufrió abusos físicos y sexuales durante su infancia. En un retiro, vivió una experiencia de liberación espiritual que le permitió perdonar a sus agresores. En la película, Pederson afirma que el sufrimiento puede ser «un camino hacia Dios, hacia la eternidad, hacia la felicidad».
El padre Trummer señaló que este testimonio le tocó profundamente, especialmente por la paz y alegría que irradia Pederson hoy. «Fue una invitación a confiar más en Dios, a creer que todo coopera para bien, y a descubrir la belleza del perdón», comentó.
El documental incluye además una visita a Gower (Misuri), donde fue exhumado el cuerpo de la hermana Wilhelmina Lancaster, fundadora de las Benedictinas de María, Reina de los Apóstoles. Su cadáver se halló en un notable estado de preservación, sin haber sido embalsamado, lo cual fue confirmado por un examen médico promovido por el obispo local en agosto de 2024. Miles de fieles acudieron al monasterio a venerarla.
Hansen concluye destacando que compartir la propia experiencia de fe, aunque no incluya grandes milagros, puede influir poderosamente en los demás. «Todos necesitamos contar cómo Dios está vivo en nuestras vidas, porque nunca se sabe cómo puede ayudar a otros», afirmó.
«Creo que todos hemos tenido momentos de preguntarnos: “Dios, ¿dónde estás?”. Pero lo importante es perseverar en la fe. Dios está vivo, nos acompaña, nos consuela... si le dejamos entrar en nuestra vida».