(InfoCatólica) Las sentencias relativas a Linfen Covenant, dictadas tras un juicio celebrado a puerta cerrada y con fuertes restricciones de acceso, han suscitado preocupación entre organizaciones internacionales que denuncian una ofensiva sistemática contra las comunidades cristianas no registradas oficialmente en el país.
El pastor Li Jie y el anciano Han Xiaodong fueron condenados a tres años y ocho meses de prisión, además de una multa de 30.000 yuanes cada uno. Por su parte, el anciano Wang Qiang recibió una pena de un año y once meses de prisión y una multa de 20.000 yuanes. En el caso de Wang, su defensa ha indicado que no tendrá que volver a prisión, dado que se considera que ya cumplió la condena durante su periodo de detención previa y libertad bajo fianza.
Linfen Covenant, conocida en chino como Shengyue Jiayuan, es una comunidad cristiana que surgió en 2018 como una pequeña iglesia casera. Sus inicios se remontan a reuniones familiares y estudios bíblicos en domicilios particulares. A lo largo de los años, la congregación creció hasta alcanzar unos setenta miembros, entre ellos cuarenta niños. Sus líderes, Li Jie y Han Xiaodong, abandonaron sus profesiones en 2019 para dedicarse por completo al ministerio pastoral.
Desde el principio, la iglesia optó por mantenerse fuera del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías, el organismo estatal que supervisa las iglesias protestantes reconocidas oficialmente. Esta decisión, común entre muchas iglesias caseras en China, supuso quedar al margen de la legalidad según la normativa vigente y exponerse a la persecución gubernamental.
El 19 de agosto de 2022, la policía irrumpió en un retiro organizado por la iglesia en un parque natural de la zona. Durante la operación, las fuerzas de seguridad detuvieron a varios líderes y fieles, confiscaron teléfonos móviles y ordenadores portátiles, y sometieron a los presentes a intensos interrogatorios. Según testigos, algunos detenidos fueron privados de sueño y de contacto con sus familias durante varios días.
Li Jie y Han Xiaodong fueron recluidos bajo la figura legal de Supervisión Residencial en un Lugar Designado (RSDL), un mecanismo que permite mantener a los sospechosos incomunicados hasta seis meses sin cargos formales. Posteriormente, el 1 de noviembre de 2022, las autoridades detuvieron también a Wang Qiang, tras su negativa a testificar contra sus compañeros.
El dinero les llega de los fieles
En junio de 2023, los tres fueron acusados de formar una «banda criminal» y de obtener «ingresos ilegales» que rondarían los 780.000 yuanes, procedentes de las ofrendas y donativos de la congregación. Para la comunidad cristiana local, estas acusaciones carecen de fundamento y forman parte de un patrón de criminalización de las actividades religiosas no autorizadas.
El juicio comenzó el 8 de mayo de 2025 en el Tribunal del Distrito de Yaodu, en Linfen, y estuvo marcado por severas restricciones. La entrada fue denegada a familiares y observadores independientes, y se desplegó un amplio dispositivo policial en torno al edificio judicial. En el exterior, la esposa, la madre y los hijos de Li Jie fueron detenidos momentáneamente y obligados a abandonar la zona por la fuerza.
Los abogados defensores denunciaron que el tribunal les impuso condiciones extraordinarias para poder acceder a la causa, como la entrega de sus teléfonos móviles y ordenadores portátiles, bajo la promesa de que las penas no superarían los tres años. Sin embargo, las condenas finales fueron más severas de lo anunciado.
El 20 de junio se comunicaron las sentencias, generando una oleada de solidaridad dentro de la comunidad cristiana clandestina en China. En un comunicado, la Linfen Covenant indicó:
«Aunque el fallo del caso ya se ha anunciado, no aceptamos esta sentencia injusta. Nuestros hermanos no han cometido fraude, y las ofrendas de nuestra iglesia no son fraude. Seguimos siendo una iglesia en casa, sometida a Cristo como única cabeza de la Iglesia y al principio de separación entre Iglesia y Estado. Reconocemos que Li Jie, Han Xiaodong y Wang Qiang están sufriendo por causa de la justicia y estamos dispuestos a tomar la cruz con el Señor».
Más condenas
El mismo día que se dictaron estas condenas, otros diez dirigentes de la Golden Lampstand Church, otra iglesia casera, fueron sentenciados a penas de entre nueve años y nueve años y dos meses de prisión por cargos similares de fraude. Este caso refuerza la percepción de un patrón sistemático de represión contra las comunidades cristianas no registradas en China.
Las iglesias en casa han proliferado en las últimas décadas en el país como alternativa a las iglesias oficiales controladas por el Estado. Estas comunidades, que operan al margen de la legalidad, suelen ser objeto de vigilancia, detenciones arbitrarias y campañas de desprestigio en los medios estatales.
Desde la reforma de los Reglamentos de Asuntos Religiosos en 2018 y la introducción de nuevas medidas en 2024 y 2025, el control sobre la actividad religiosa se ha intensificado. La ley limita la libertad de culto a «actividades religiosas normales», un término deliberadamente ambiguo que permite a las autoridades definir qué prácticas son aceptables y cuáles constituyen una amenaza al orden público.
La represión no se limita a ciudadanos chinos. Desde el 1 de mayo de 2025, nuevas normas prohíben a misioneros extranjeros predicar, recaudar fondos o dirigir instituciones religiosas sin aprobación oficial. También se les impide producir material religioso, reclutar seguidores locales o impartir formación espiritual sin el visto bueno de las autoridades.
Paralelamente, la tecnología de vigilancia digital se ha convertido en un instrumento clave para el control de las comunidades religiosas. El uso de cámaras de reconocimiento facial, monitorización de redes sociales y aplicaciones móviles permite a las autoridades localizar y disolver rápidamente reuniones religiosas no autorizadas.