«Al ofrecer la Misa tradicional por primera vez me arrodillé en el banco de atrás y lloré»

Testimonio de Mons. Robert Reed, obispo auxiliar de Boston

«Al ofrecer la Misa tradicional por primera vez me arrodillé en el banco de atrás y lloré»

El obispo auxiliar de Boston, Mons. Robert Reed, ha relatado en sus redes sociales que la primera vez que celebró la Misa tradicional en latín fue una experiencia tan abrumadora que, tras quitarse los ornamentos litúrgicos, se arrodilló en un banco y rompió a llorar.

(Register/InfoCatólica) «Al ofrecer la Misa tradicional por primera vez, después de quitarme los ornamentos, me arrodillé en el banco de atrás y lloré», escribió el obispo Robert Reed, de 66 años, en su cuenta de Twitter el pasado miércoles.

Mons. Reed, presidente de la CatholicTV Network con sede en Watertown, reaccionaba así a una publicación de Rorate Caeli, un portal dedicado a las prácticas católicas tradicionalistas, incluida la Misa tridentina. La publicación preguntaba: «¿Qué pensaste cuando asististe a una Misa tradicional en latín?»

El prelado no precisó en su mensaje cuándo celebró por primera vez esta forma del rito romano ni con qué frecuencia lo ha hecho desde entonces.

El jueves por la mañana, un portavoz de la Archidiócesis de Boston comunicó que el obispo Reed declinaba conceder entrevistas al respecto. Su publicación en la red social había alcanzado 116.000 visualizaciones a última hora de la mañana de ese día.

El mensaje también ha recibido decenas de comentarios de apoyo. Uno de ellos decía:

«Muchos de nosotros, los llamados ‘trads’, sentimos que somos despreciados, incluso odiados, por nuestros padres espirituales solo por amar la tradición de la Iglesia. No sabe cuánto significa para nosotros una declaración como esta de un obispo. Gracias, Excelencia».

Otro usuario comentó:

«Como converso del protestantismo, cuya familia entera de conversos —padre, madre, padrastro, hermana, hermano, etc.— asistimos todos a la Misa tradicional. No porque odiemos el Novus Ordo o a los católicos del Novus Ordo, sino porque amamos nuestro rito antiguo».

Las palabras de Mons. Reed llegan en un momento en el que los católicos de todo el mundo se preguntan cómo abordará el papa León XIV la cuestión de la Misa tradicional, especialmente tras los enfoques marcadamente diferentes de sus dos predecesores inmediatos.

Benedicto XVI, quien ocupó la Sede de Pedro de 2005 a 2013, amplió mediante Summorum Pontificum el acceso al rito tridentino, permitiendo a los sacerdotes celebrarlo sin requerir autorización especial de los obispos diocesanos.

Por el contrario, Francisco, papa entre 2013 y abril de 2025, trató de restringir su uso para fomentar la unidad eclesial. En su carta apostólica Traditionis custodes de julio de 2021, estableció normas que impedían celebrar esta forma litúrgica en iglesias parroquiales y exigían a los nuevos sacerdotes una autorización expresa de la Santa Sede para oficiarla.

16 comentarios

CORONEL
Si es que, en realidad, sobran los argumentos. Basta con asistir, y ya no hace falta nada más.
Tal vez por eso algunos están empeñados en prohibir la Misa Católica Tradicional...
4/07/25 9:09 AM
Ximo
¿Podrían los sacerdotes contar sus experiencias sobre la Santa Misa Tradicional? Los que la celebren o la han celebrado alguna vez.
4/07/25 9:32 AM
Urbel
Otro testimonio, no de un obispo sino de Evelyn Waugh, gran novelista inglés y converso a la fe católica:

“Finalmente, algunas palabras acerca de la liturgia.

... Rezamos en silencio. “Participación” en la Misa no significa oír nuestras propias voces. Significa que Dios oiga nuestras voces. Sólo Él sabe quién está “participando” en Misa.

Creo, para comparar las cosas pequeñas con las grandes, que yo “participo” en una obra de arte cuando la estudio y admiro en silencio. No hay necesidad de gritar.

... Soy ya viejo pero era joven cuando fui recibido en la Iglesia. No fui atraído en absoluto por el esplendor de sus grandes ceremonias -que los protestantes podían falsificar bien.

De los extraños atractivos de la Iglesia que más me atrajeron fue el espectáculo del sacerdote y el monaguillo en la misa rezada, subiendo al altar sin echar una mirada para descubrir cuán muchos o cuán pocos fieles estaban allí; un artesano y su aprendiz; un hombre con una tarea que sólo él estaba cualificado para cumplir.

Esta es la Misa que yo aprendí a conocer y amar. Dejemos desde luego a los ruidosos que tengan sus “diálogos”, pero que los que valoramos el silencio no seamos completamente olvidados.”

Evelyn Waugh, “Changes in the Church”, carta al director publicada en el “Catholic Herald” el 7 de agosto de 1964, en “The Essays, Articles and Reviews of Evelyn Waugh”, Penguin Books, 1986, p. 630.
4/07/25 10:45 AM
Urbel
Y el testimonio de una Misa del santo Padre Pío por Wladimir d´Ormesson, que fue embajador de Francia ante la Santa Sede, en Yves Chiron, “El Padre Pío”, ed. Palabra, 1999, pp. 228 y 229:

“A las 6 en punto, el Padre Pío entró en la capilla por una puerta lateral, con la cabeza cubierta por la capucha de capuchino.

Ayudado por dos monaguillos, se abrió paso dificultosamente.

Como se elevó un clamor entre la asistencia, se volvió para imponer silencio, subió los escalones del altar, se descubrió. Empezaba la celebración.

… En medio de aquella multitud, sólo se oía el murmullo de su oración.

Era de verdad el intermediario de los hombres ante Dios, la extrema punta de la criatura finita ante el infinito.”

4/07/25 10:47 AM
Agape
Asisto los domingos a Misa Tridentina, aunque a veces también a la Misa Nueva.
Me impresión es que el sentir de lo sagrado es muy fuerte en la Misa T. y sobre todo en el momento de la consagración.
Asi que me imagino lo que debe sentir un buen sacerdote.
4/07/25 11:07 AM
maru
Asi es .
4/07/25 12:00 PM
Oscar
Este obispo tuvo la oportunidad de asistir, cosa que se le negó a la inmensa mayoría de la feligresía.

Luego vienen con que no hay demanda, pero si la piden, algunos, probres hombres, parece que vienen con la disculpa de que crea división, segun se comentó por aquí.

La realidad es que la liturgia de la misa es la expresión máxima de la fe y teología. Y aquí especialmetne se aplica lo de que uno termina pensando como actúa.
Habiendose obligado a celebrar a todos la misa moderna, lo rarisimo es que sabiendo de sus enormes deficiencias (que sí, que consagra y es valida) hayan aguantado hasta poder celebrarla privadamente. Me viene a la memoria el padre Alfonso Galvez, que por obediencia celebro la misa moderna, hasta que pudo volver a la de siempre. Pero esto es la excepción, para celebrantes y feligreses, y por eso no hay una grandisima demanda como debiera.
Es el grave problema del birritualismo, que acaba pensando como actúa, incluso alguno hasta llegar a la barbaridad de proponer una especie fusión de las dos misas.
4/07/25 1:17 PM
Margarita Bullio
La misa Tridentina es una belleza, se siente al Señor con más devoción y Amor de entrega que la actual donde uno en realidad sale vacío
4/07/25 1:28 PM
Maximiliano
Fui monaguillo en la Misa Tridentina. Y mi FE se la debo a esas MISAS. Imprime carácter.
4/07/25 2:24 PM
Anónimo
Vicent Benavent:

¿De qué árbol se ha caído Usted? El CVII no la suprimió, la Iglesia NUNCA ha suprimido (ni puede hacerlo) la Misa Tradicional.
4/07/25 2:41 PM
Angeles Wernicke
La Misa tradicional nos hace y permite adorar a Dios en actitudes, oraciones y silencios. Simplemente. Y no por el idioma, podría hacerse en lenguas vernáculas, lo principal es la posición hacia el altar, todas las oraciones, todos los espacios y actitudes adorantes. Y éso es lo que los seres humanos necesitamos y deseamos, postrarnos y adorar a nuestro Dios, rogarle, pedirle perdon, darle gracias. Decirle que lo amamos y pedirle que nos ayude a amarlo mejor.
4/07/25 2:43 PM
Urbel
"En la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II en ningún momento se dice nada de suprimir el latín ... " comenta Vicent Benavent.

Así es. Los dos aspectos más dramáticos de la revolución litúrgica (el abandono del latín y la celebración cara al pueblo) no se encuentran literalmente en los textos del Vaticano II.

Ninguno de esos dos cambios radicales se deben en estricta puridad al Concilio, ni siquiera en estricta puridad al Novus Ordo. Se deben a la voluntad de Pablo VI, mantenida por todos sus sucesores.

En cuanto a la Misa cara al pueblo, hizo su aparición antes incluso del fin del Vaticano II.

El 26 de septiembre de 1964, solamente diez meses después de la promulgación de la constitución del Vaticano II sobre la liturgia, el Consilium (órgano creado para su aplicación) publicó la instrucción Inter Oecumenici. El capítulo 5, titulado "Concepción de las iglesias y de los altares a fin de facilitar la participación activa de los fieles", contenía la siguiente frase fatídica:

"El altar mayor debe estar preferentemente separado de los muros para que se pueda rodear y para permitir la celebración cara al pueblo."

En cuanto al abandono del latín, tampoco se debe en estricta puridad al Vaticano II (cuya constitución sobre la liturgia ordena, al contrario, conservar en principio el latín y el gregoriano, salvo excepciones) ni al Novus Ordo. Se debe también a la voluntad de Pablo VI, mantenid
4/07/25 4:11 PM
Urbel
En cuanto al abandono del latín, tampoco se debe en estricta puridad al Vaticano II (cuya constitución sobre la liturgia ordena, al contrario, conservar en principio el latín y el gregoriano, salvo excepciones) ni al Novus Ordo. Se debe también a la voluntad de Pablo VI, mantenida por todos sus sucesores.

Pablo VI, Audiencia general, 26 de noviembre de 1969:

“Un nuevo rito de la Misa: un cambio en la venerable tradición que ha durado por siglos.

Esto es algo que afecta nuestro patrimonio hereditario religioso, que parecía gozar del privilegio de ser intocable y consolidado, que parecía traer a nuestros labios la oración de nuestros antepasados y de nuestros santos y darnos el consuelo de sentirnos fieles a un pasado espiritual, que manteníamos vivo para transmitirlo a las nuevas generaciones. …

No más latín, sino que el lenguaje de la Misa será el lenguaje vernáculo."
4/07/25 4:19 PM
M.A.
No está prohibido el latín sino lo contrario.
A nadie le prohíben celebran con toda fidelidad sin saltarse nada ni inventarse.
La misa solemne no era la de todos los días sino solo la de las solemnidades y si había disponibles diácono y subdiácono.

Mejor pelear porque sea en el rito que sea no se atribuyan facultades para modificar lo que no se puede.
4/07/25 4:27 PM
Evelyn
La Misa Tradicional es bellísima, no tiene comparación con la del Novus Ordo. La conocí mucho tiempo después de comenzar mi seguimiento a Cristo. El latin está demonizado entre los sectores progresistas. Me queda la sensación como católica que el velo me fue quitado mucho tiempo después. Algo que debería haber sido parte de mi vida antes, sólo llegó después y en gran parte gracias al contexto ateo dentro de la propia iglesia.
4/07/25 6:17 PM
Fernando Martín López Avalos
En efecto. Bastó asistir a la Misa Tradicional una sola vez para enamorarme de ella. Sus fórmulas, sus gestos, los silencios constituyen un todo formidable, fascinante que lleva a la contemplación del misterio de la Cruz. No se trata de un espectáculo, como en efecto lo afirma en su nuevo libro Monseñor Nicola Bux; es el Misterio de la Redención que se revela en toda su profundidad, una dimensión infinita que no alcanzamos a comprender. Y en ello radica precisamente su tremenda vitalidad de siglos: sobrepasa nuestra capacidad de entenderla, hoy que queremos comprenderlo todo.
Tan es así que, después de tantos años, alrededor de diez, de asistir a esta Misa, todas las meditaciones que he escrito a lo largo de este tiempo, las estoy plasmando en un libro de 50 capítulos que lleva por título Fe católica, Tradición y posmodernidad. Lleva como subtítulo ¿Por qué me fascina la Misa Tradicional? Ya, desde el primer capítulo, Introibo ad altare Dei, se marca lo que es en sí la Santa Misa: no una comedia ni una tertulia: nos encontramos ante el altar de la Cruz, centro de la historia, la Cruz que redime y levanta al hombre de su polvo. Cuando la escucho, no puedo menos que dejarme fascinar por ese Misterio que hoy la posmodernidad no logra tan siquiera atisbar en su excelsa majestad: Nuestro Señor Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, ante quien se dobla toda rodilla, en todos los siglos.
4/07/25 9:06 PM

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