(CNA/InfoCatólica) Durante su último año de instituto, Kim Zember se dio cuenta de que sentía atracción sexual por las mujeres. A partir de ahí, llevó una vida oculta durante años: salía con hombres en público, pero mantenía relaciones con mujeres en secreto. Con el tiempo, acabó teniendo únicamente relaciones con mujeres.
Una década más tarde, se sintió cada vez más infeliz y un día, levantando las manos, le pidió a Dios que entrara en su vida. Ahora, once años después de experimentar una transformación, comparte sus conversaciones con otras personas que han lidiado con la identidad sexual y la confusión de género en un nuevo pódcast de EWTN llamado «Here I AM Stories».
«En la ternura de Dios, sentí que me decía: “Quiero que compartas las historias de otras personas. No eres la única”», contó Zember a CNA.
Según EWTN, el pódcast «destaca voces auténticas, vidas radicales e historias reales de quienes dejaron atrás identidades LGBT por un propósito eterno mayor». Se emite cada semana los lunes durante el mes de junio y, a partir de julio, se publicarán dos episodios al mes.
«Son personas que están caminando ese proceso», afirmó Zember. «No son historias de perfección».
Ya se han publicado cuatro episodios del pódcast. Uno de los más impactantes fue una conversación con Jessica Rose, quien se identificó como hombre durante siete años, luchó contra la depresión e intentó suicidarse, hasta que entregó su vida a Cristo.
Otro episodio presenta la historia de Ángel Colón, quien sobrevivió al tiroteo en la discoteca Pulse en 2016, donde murieron 49 personas. A pesar de haber recibido varios disparos, sobrevivió y atribuye el milagro a Dios, lo que cambió su forma de vida.
La historia de Zember sigue un patrón similar al de los invitados de su pódcast. Creció en lo que describe como un hogar católico «normal», con dos hermanos mayores y unos padres que fueron novios en el instituto. Recibió todos los sacramentos, pero admite que creció sin tener una relación con Jesús.
Compartió que veía a Dios como «un policía que iba apuntando todo lo que hacía, bueno o malo, y lo iba calculando todo. Así que eso era un reto, porque escuchaba constantemente cosas como “Dios te ama”, “Dios está contigo”, pero yo no lo experimentaba».
A pesar de haber tenido una infancia aceptable, Zember afirma que no tuvo «un padre bueno y tierno» y que no confiaba en los hombres. En el último año de instituto, deseaba una relación y actuó en función de su atracción hacia las mujeres.
«En mi último año de instituto pensé: “¿Sabes qué? No me siento segura con los hombres, pero me siento segura con las mujeres, me atraen y no sé qué significa eso, pero voy a dar un paso”», recuerda. «Y en mi último año de instituto actué sobre esos deseos hacia las mujeres con una de mis mejores amigas, y eso lo cambió todo para mí».
A partir de ahí empezó a salir con mujeres en secreto. Convencida de que lo que hacía estaba mal, acudió a un terapeuta católico con 18 años y este la reafirmó en su identidad homosexual. A partir de entonces, salió públicamente del armario y dejó de ocultar que salía con mujeres. No fue hasta el 17 de octubre de 2014 —tras una década viviendo un estilo de vida gay— cuando «clamó al Señor y dijo: “No puedo más con esto”».
Recordó haberle dicho a Dios: «He oído hablar de ti toda mi vida. He leído sobre ti toda mi vida, pero ahora necesito experimentarte. Así que necesito que te manifiestes». Y añadió: «Puede sonar horrible, pero le dije: “Necesito que te manifiestes, y necesito que lo hagas ahora, porque si no lo haces y no me demuestras que eres bueno, buscaré a alguien o algo más, como he hecho toda mi vida. Así que te doy tu única oportunidad, Dios”».
«Y te digo una cosa: se manifestó. Se manifestó aquella noche de una forma que nunca olvidaré», compartió Zember. «El 17 de octubre a veces me parece como si fuera mi cumpleaños —aunque nací el 22 de diciembre—; ese encuentro que tuve con Dios me marcó de tal manera... que nunca he vuelto a ser la misma».
En ese momento, Zember afirma que experimentó «el amor tangible de Dios» y que «desde entonces ha sido fiel cada día».
«Y también, al revelarme su carácter y su naturaleza, me ha mostrado que Él es aquel a quien mi corazón llevaba buscando. Me ha mostrado que él es el único, que Dios mismo, hecho hombre en Jesucristo, es el amor de mi vida que siempre he deseado».
Zember ahora vive libre de su lucha con la atracción hacia personas del mismo sexo y ayuda a otras personas que afrontan batallas similares a encontrar su verdadera identidad en Cristo.
Cuando le preguntaron qué puede hacer la Iglesia para acompañar mejor a quienes luchan con cuestiones de identidad sexual y de género, respondió:
«Creo que, como Iglesia, necesitamos volver a reconocer nuestra propia indignidad; da igual de qué nos haya salvado ya Jesús, seguimos necesitándole».
«Si reconociéramos nuestra propia fragilidad y nuestra necesidad de Jesús, creo que podríamos acoger a otras personas en su necesidad de él también. Dejaríamos de intentar arreglar a la gente y empezaríamos a caminar realmente con los demás», añadió. «Intentaríamos caminar juntos en nuestra fragilidad hacia Cristo, el único que puede sanar, liberar, restaurar y dar libertad».
En cuanto a sus expectativas para el nuevo pódcast, dijo que espera que muestre a la gente «que tenemos un Padre bueno» y «que las personas le den una oportunidad a Jesús —una de verdad—».
«Mi esperanza es que la gente diga: “Un momento, si Jesús ha sido así de bueno en su vida, quizá quiera ser así de bueno en la mía también”, sea lo que sea. No tiene por qué ser la homosexualidad o la confusión de identidad. Puede ser que estés aferrándote demasiado a algo. Puede ser que necesites una carrera profesional y que, si no la consigues, no sepas quién eres. Son todos los anhelos de nuestro corazón: ser vistos, conocidos, amados, elegidos y deseados, y cómo intentamos llenar eso con las cosas del mundo cuando, en realidad, es el mismo que nos creó quien quiere llenarlo».