(LSN/InfoCatólica) El abogado del Supremo, Rana Abdul Hameed, expresó alivio por la sentencia, señalando que Kenneth sufrió injustamente durante más de dos décadas debido a su estado de salud mental. «Es muy lamentable que un hombre de edad haya languidecido en varias cárceles durante más de veinte años, a pesar de su condición», declaró al Christian Daily International.
Kenneth fue detenido en el año 2001 por el envío de cartas que contenían supuestas ofensas contra Mahoma y el Corán. Estas misivas, enviadas a estudiosos islámicos, líderes musulmanes, diplomáticos extranjeros y teólogos cristianos, fueron interpretadas como una transgresión del artículo 295-C del Código Penal pakistaní, que sanciona con la pena de muerte los insultos al profeta Mahoma.
Sin embargo, según su defensa, los escritos expresaban únicamente convicciones cristianas sin lenguaje ofensivo hacia figuras del islam. «Las cartas simplemente exponían la fe cristiana respecto al islam», explicó el letrado.
Diversos líderes cristianos han acogido con satisfacción la decisión judicial, confiando en que siente precedente para otros casos similares. El padre dominico James Channan, director del Peace Center de Lahore, expresó su gratitud:
«Gracias a los jueces del Tribunal Supremo por impartir justicia. Se ha hecho esperar, pero finalmente ha llegado. No obstante, lamento que Anwar Kenneth haya perdido 23 años valiosos de su vida. Ahora, quienes lo acusaron falsamente deberían ser juzgados y cumplir al menos el mismo tiempo de condena».
La situación de Kenneth se enmarca en un contexto alarmante. Según el informe anual «Human Rights Observer» del Center for Social Justice, en 2024 fueron acusadas 344 personas por blasfemia, cifra que supera los 329 casos del año anterior. Además, se registraron diez linchamientos extrajudiciales de personas acusadas, entre ellos Nazir Masih, cristiano asesinado por una multitud en Sargodha tras ser señalado por este delito.
Frente a este panorama, el padre Channan ha hecho un llamamiento a las autoridades pakistaníes para revisar a fondo la legislación sobre blasfemia y evitar su uso indebido. «Nuestros legisladores deben velar para que estas leyes no se conviertan en instrumentos de venganza personal», advirtió.