(NCRegister/InfoCatólica) Diversas entidades defensoras de la familia han solicitado la intervención del Papa León XIV ante las nuevas directrices de educación sexual aprobadas por la Archidiócesis de Hamburgo. El documento, que entrará en vigor en el curso 2026-2027, promueve la aceptación de la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género, lo que constituye un abandono de la enseñanza moral católica sobre la sexualidad humana.
El nuevo marco educativo fue presentado el pasado 5 de junio como una propuesta pedagógica «contemporánea, basada en valores y científicamente fundamentada». El vicario general, el padre Pallottino Sascha-Philipp Geißler, afirmó que no introduce una nueva teología, sino que busca «la aceptación de la diversidad» y una visión «afirmativa y positiva» de la sexualidad.
Las directrices incluyen una «educación sexual holística» con enfoque «sensible al género», formación en competencia relacional, y apoyo a los jóvenes en el desarrollo de su identidad. Se ofrecerán además programas formativos y asesoramiento externo para docentes y personal educativo.
La implementación de estas medidas coincide con una grave crisis en la archidiócesis, que enfrenta dificultades financieras, falta de vocaciones y la posibilidad de una reestructuración territorial. En 2024 no se celebró ninguna ordenación sacerdotal.
Diversos expertos y asociaciones han denunciado que estas directrices reproducen elementos de la llamada «Educación Sexual Integral», impulsada por Uwe Sielert, discípulo del profesor Helmut Kentler, promotor de teorías que justificaban la pedofilia y que han influido en la educación sexual en Alemania. Hedwig von Beverfoerde, fundadora de DemoFürAlle, ha señalado que el nuevo modelo parte de la idea errónea y peligrosa de que los niños son «seres sexuales por naturaleza», lo que justifica una introducción prematura y sistemática en cuestiones sexuales.
La socióloga Gabriele Kuby considera que estas directrices son coherentes con las resoluciones del Camino Sinodal alemán, proceso que ha cuestionado aspectos esenciales de la doctrina católica sobre moral sexual. Kuby denuncia que la Iglesia en Alemania ha llegado a sustituir el mensaje de la cruz por la bandera arcoíris, símbolo del movimiento LGBT, y que los fieles y sacerdotes que desean mantenerse fieles al Evangelio deben optar entre la verdad revelada o la obediencia a obispos que aprueban estas políticas.
Thomas Ward, presidente de la John Paul II Academy for Human Life and the Family, ha descrito la situación como una «trampa total» para los padres católicos: la ley alemana impide la educación en casa, y el impuesto eclesiástico que están obligados a pagar financia proyectos como este. Quienes se niegan a abonarlo sufren graves consecuencias eclesiales.
Ward insta a las familias a organizarse en torno a la verdad católica, invocando su derecho y deber de proporcionar a sus hijos una formación moral conforme al Magisterio. Citando la encíclica Mit brennender Sorge de Pío XI, advierte de la obligación de los padres de separarse de toda forma de cooperación con sistemas que corrompen el alma de sus hijos.
Von Beverfoerde considera que este tipo de educación sexual debe ser eliminado de todas las instituciones educativas, ya que socava tanto la verdad científica como la antropología cristiana. Recomienda a los padres invocar los cánones 793, 796 y 803 del Código de Derecho Canónico, buscar apoyo mutuo, elevar sus quejas a obispos y al Vaticano, y, si es posible, buscar centros educativos alternativos.
«Confío en que el nuevo Santo Padre, León XIV, reafirme con claridad la moral sexual católica y exhorte a obispos y sacerdotes a enseñarla y aplicarla fielmente en las escuelas e instituciones eclesiales», declaró von Beverfoerde. «Una posición firme y clara desde Roma es esencial para frenar estas desviaciones doctrinales y restaurar la integridad de la educación católica», añadió.