(InfoCatólica) El conocido como «cura Valera» vivió y murió en su pueblo natal, donde ejerció durante más de cuatro décadas como párroco y arcipreste. Su labor pastoral se caracterizó por la atención constante a los pobres, los enfermos y los moribundos, así como por su dedicación a la confesión y a la dirección espiritual. Su austeridad personal y su fidelidad al sacerdocio le granjearon gran aprecio entre sus feligreses.
Murió en loor de santidad. La devoción popular se mantuvo viva durante generaciones, y su tumba se convirtió en lugar de oración y peregrinación. En el 2021 se reconocieron sus virtudes heroicas y fue declarado venerable.
Ahora, con la aprobación del milagro necesario para la beatificación, la Iglesia da un paso decisivo hacia su elevación a los altares.
El milagro
El hecho extraordinario tuvo lugar el 14 de enero de 2007 en el Memorial Hospital de Providence, en el estado de Rhode Island (EE. UU), donde un bebé prematuro, Tyquan Hall, nació por cesárea sin pulso ni respiración, y permaneció durante casi una hora en estado crítico.
Según los informes médicos, el recién nacido presentaba un cuadro desesperado, sin respuesta a las maniobras de reanimación. En ese momento, el neonatólogo que lo atendía, el doctor Juan Sánchez-Esteban —natural de Huércal-Overa, tierra natal del sacerdote—, elevó una oración pidiendo la intercesión del conocido «cura Valera». Instantes después, el pequeño recuperó el latido y la respiración espontánea, evolucionando de forma inexplicablemente favorable y sin ninguna secuela neurológica, lo que fue considerado por los médicos como un desenlace «incompatible con la lógica clínica».
La curación fue minuciosamente estudiada por la diócesis de Providence entre el 8 y el 19 de septiembre de 2014. Validada por el Dicasterio para las Causas de los Santos el 26 de junio de 2015, recibió el voto positivo de los expertos médicos, teólogos y cardenales consultores