(Tarragona Digital/InfoCatólica) La comunidad del Monasterio de Poblet cuenta actualmente con diecisiete monjes, de los cuales cuatro están en la enfermería. En declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias (ACN), el abad Rafel Barruè ha explicado que, cuando él ingresó en 1999, era el monje número 33. Desde entonces, el número se ha reducido a la mitad. «A veces vas al corazón y somos diez, once, doce, trece a veces, pero es que no podemos ser más», lamenta.
Desde la pandemia, ningún novicio ha permanecido en la comunidad, y los últimos monjes que realizaron la profesión solemne lo hicieron en enero de 2020. Barruè asegura que la situación es aún más grave en otros monasterios cistercienses de Cataluña como Vallbona de les Monges, Valldonzella o Solius.
El abad atribuye esta crisis a la pérdida de la práctica religiosa: «En Cataluña la religión está muy fría», afirma, y se pregunta: «Si la gente no va a misa, ¿por qué debe hacerse monje?». Aun así, se muestra firme en no flexibilizar la vida monástica, que define con la palabra «radicalidad». «Me preguntan por el sueldo. Yo siempre contesto: la vida eterna. Yo diría que tenemos más sueldo que los demás, porque lo haces por amor a Dios», añade.
Una iniciativa para despertar vocaciones
Con el objetivo de revertir esta situación, el monasterio ha puesto en marcha el programa ‘We Work’, inspirado en el modelo del monasterio cisterciense de Boulaur (Francia), donde se ha logrado atraer nuevas vocaciones. El proyecto consiste en ofrecer fines de semana de convivencia para que jóvenes interesados conozcan la vida monástica. «Hay algunos que están planteándose la vida monástica», afirma Barruè, que destaca la importancia de dar a conocer una realidad que muchos consideran «extraterrestre».
Este mismo programa se ha aplicado también en el Monasterio de Vallbona de les Monges.
Unificación de congregaciones cistercienses
De forma paralela, las dos congregaciones cistercienses de España —la de la Corona de Aragón y la de Castilla— están trabajando en un proceso de unificación con vistas al capítulo general de 2027. A esta unión se quiere sumar también el monasterio de Boulaur, actualmente sin congregación. El abad de Poblet, que ostenta el cargo de abad general de la congregación de la Corona de Aragón, defiende que la nueva figura al frente pueda ser elegida por toda la comunidad, ya sea un monje o una monja.
Nueva etapa de la Fundació Poblet
En el ámbito cultural, el monasterio ha recuperado recientemente la Fundació Poblet, que quedó inactiva antes de la pandemia. Su nuevo presidente es Josep Poblet, expresidente de la Diputación de Tarragona. En la junta también figuran Octavi Bono, Isabel Vilaseca y el periodista Pep Gorgori.
La fundación gestionará actividades como el Festival Internacional de Órgano de Poblet y la elaboración de una guía histórica del recinto, liberando así a la comunidad monástica de esta tarea.
Mejora económica y recuperación del turismo
La Fundación Populus Alba, encargada de la gestión económica, ha iniciado un proceso de recuperación tras años de pérdidas y un ERE en 2021. El abad estima que en 2032 la situación podría estar totalmente saneada.
En cuanto al turismo, Poblet recibió el año pasado 91.000 visitantes, una cifra cercana a los niveles anteriores a la pandemia, aunque aún por debajo del pico alcanzado entre 2003 y 2005, cuando superó los 100.000. Dentro de la Ruta del Cister, el monasterio de Poblet sigue siendo el más visitado.
Colaboración con la Generalidad
Este año se ha creado una comisión bilateral entre el monasterio y la Generalidad de Cataluña para planificar inversiones y mejorar tanto los bienes muebles como los inmuebles del recinto. El abad defiende que la titularidad del monasterio permanezca en manos del Estado, ya que ello permite acceder a subvenciones estatales para su conservación.
Aunque en 2011 la Generalidad inscribió el monasterio a su nombre, en 2019 un juez anuló dicha inscripción. El futuro del monumento sigue siendo objeto de debate institucional.