(ChurchTimes/InfoCatólica) La organización Women and the Church (WATCH) ha lanzado una nueva campaña para llevar al Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra una moción que revise la validez del Acuerdo de 2014 del Colegio de Obispos, el cual permite a parroquias rechazar la autoridad de mujeres sacerdote o de obispas. El objetivo de WATCH es que se evalúe si este marco debe mantenerse de forma indefinida o fijar una fecha para su finalización.
Esta iniciativa ha provocado la respuesta por parte de Forward in Faith, organización anglicana conservadora que respalda a las parroquias adheridas a dicho acuerdo. Su director, Tom Middleton, ha declarado que la propuesta «no augura nada bueno para cualquier posible acuerdo» con los sectores evangélicos que se oponen a la reciente introducción de las Prayers of Love and Faith (PLF), bendiciones dirigidas a parejas del mismo sexo.
Middleton sostiene que el acuerdo de 2014 no es simplemente una cuestión de género, sino de eclesiología, ya que hace referencia a la práctica mayoritaria en la comunión anglicana global. «Deberíamos definirnos por lo que apoyamos, no por lo que rechazamos», señaló.
Estrategia de siempre
Con esta cuestión se repite el modelo usado por los liberales y modernistas en las iglesias y comuniones eclesiales. Lo que empieza siendo una excepción o un indulto a la norma habitual, a la Tradición, acaba por generalizarse e imponerse a todos. En el seno del catolicismo es el proceso que se está siguiendo con la comunión en la mano o las bendiciones de parejas homosexuales.
El mundo lo acepta
Durante la conferencia anual de WATCH, la obispa de Croydon, Rosemarie Mallett, reconoció que muchos pensaban en 2014 que, con el tiempo, la cultura eclesial se abriría a la ordenación de mujeres, tal como ha ocurrido en la sociedad civil. En respuesta, Middleton argumentó que apenas ha pasado una década desde aquel acuerdo y que el concepto de «convivencia enriquecedora» apenas está comenzando a desarrollarse. Ante ello, se preguntó qué valor tienen las promesas hechas a los anglocatólicos si se pretende anularlas tan pronto.
Asimismo, expresó su preocupación por el futuro de los jóvenes clérigos que, bajo las condiciones del acuerdo, decidieron presentarse al sacerdocio dentro del marco de la Society, entidad respaldada por Forward in Faith.
Por su parte, la presidenta de WATCH, la reverenda Martine Oborne, sugirió durante la conferencia la posibilidad de recurrir al marco legal de la Ley de Igualdad de 2010, al considerar que los acuerdos actuales permiten una discriminación por razón de sexo. Añadió que muchas mujeres han sufrido acoso en la Iglesia y que este tipo de conductas son ilegales.
Middleton reclamó pruebas concretas de esos acosos, advirtiendo que los comentarios generalizados podrían utilizarse como arma para desacreditar posturas teológicas distintas. Además, criticó lo que considera una instrumentalización del concepto de protección: «Se está haciendo una equiparación entre el testimonio tradicionalista y un riesgo para la seguridad, y se llega incluso a insinuar que los hombres, por el hecho de serlo, suponen un problema. Eso, antes, se llamaba sexismo», dijo.
Finalmente, expresó su temor a que se imponga una visión única de Iglesia: «La alternativa es una Iglesia estatal monocroma que presume de apertura mientras silencia otras perspectivas teológicas… o una Iglesia nacional verdaderamente viva».
En su respuesta al Church Times, la reverenda Oborne subrayó que el acuerdo de 2014 permite a las parroquias rechazar a mujeres como vicarias, predicadoras u obispas, lo que, según ella, constituye una forma de discriminación amparada por las excepciones de la Ley de Igualdad. Afirmó que existen estudios y testimonios que documentan el acoso a mujeres clérigas, y aunque reconoció que el acuerdo no tiene fecha de caducidad, abogó por su revisión.
«Estos acuerdos no solo son injustos, sino que han contribuido a fracturar aún más a la Iglesia en lugar de unirla», concluyó. «Aunque hablamos de diversidad e inclusión, esa aspiración parece tener límites cuando se trata de las mujeres».
Situación en África
Aunque existen diferencias entre provincias, la mayoría de las Iglesias anglicanas en África no permiten la ordenación de mujeres como sacerdotes u obispas. En algunos casos, como en la Iglesia Anglicana de Nigeria, solo se admite el acceso al diaconado femenino, pero se rechaza expresamente el sacerdocio. No obstante, hay excepciones significativas, como la Iglesia Anglicana de África Meridional —presente en países como Sudáfrica, Namibia y Lesoto—, que ordena mujeres desde 1992 y abrió el episcopado femenino en 2020. También la Iglesia Anglicana de Kenia admite mujeres sacerdotes desde 1990, aunque su presencia en el episcopado sigue siendo escasa.
No son ordenaciones válidas
La postura oficial de la Iglesia Católica, expresada en diversos documentos magisteriales, sostiene que las ordenaciones realizadas en la Comunión Anglicana no son válidas. Esta posición fue definida de forma explícita por el papa León XIII en la bula Apostolicae Curae (1896), en la que se declaró «absolutamente nulas y completamente inválidas» las órdenes anglicanas, debido a defectos en la forma y la intención del rito adoptado en el siglo XVI. Aunque el diálogo ecuménico posterior ha avanzado en el reconocimiento mutuo de elementos comunes en la fe y la vida cristiana, la Iglesia Católica mantiene que la sucesión apostólica y la validez sacramental del sacerdocio no están presentes en la Comunión Anglicana. Y por ello mismo, no se trata propiamente hablando de una Iglesia sino de una comunión eclesial.