(ISKK/InfoCatólica) La mitad de los sacerdotes encuestados en Polonia asegura haber sufrido algún tipo de agresión en el último año. Así lo refleja el informe titulado ¿Misión peligrosa? Agresiones contra personas consagradas, lugares y objetos de culto en Polonia, elaborado por el Instituto de Estadística de la Iglesia Católica (ISKK) presentado el en la sede de la Conferencia Episcopal Polaca en Varsovia.
El director del ISKK, el doctor Marcin Jewdokimow, explicó que el estudio se emprendió debido a la «desproporción entre las experiencias cotidianas del clero y su escasa presencia en los medios de comunicación». Según señaló, «los informes periodísticos son solo la punta del iceberg de un problema social creciente, que afecta tanto a las personas consagradas como a los espacios y objetos religiosos».
Jewdokimow informó de que el estudio abordó cuatro aspectos: la experiencia de violencia en diversas formas; las reacciones del clero ante estas situaciones; el sentimiento de seguridad vinculado a su misión pastoral; y las causas y evolución de la agresividad contra los sacerdotes. Aclaró también que la investigación se centró en sacerdotes diocesanos y que continuará en próximas fases, con el objetivo de establecer un seguimiento permanente del fenómeno.
El estudio, de carácter exploratorio, fue realizado mediante una encuesta digital entre octubre y noviembre de 2024. Respondieron 966 sacerdotes, de los cuales 614 completaron el cuestionario. Según detalló el doctor Karol Leszczyński, impulsor de la investigación, el 49,7 % de los encuestados reconoció haber sido víctima de agresión en el último año. Las formas más comunes fueron burlas, amenazas e insultos (41,6 %), seguidas por agresiones en Internet (33,6 %).
Además, en los últimos doce meses también se registraron ataques contra iglesias, vandalismo, profanaciones de tumbas y perturbaciones de celebraciones religiosas, aunque la forma más habitual de violencia sigue siendo la verbal.
Apenas denuncian
Leszczyński destacó la baja propensión del clero a denunciar estos incidentes: el 80,8 % de los sacerdotes no lo notificó a ninguna autoridad. Las razones principales fueron considerar los hechos poco graves (46,2 %), el rechazo a los trámites burocráticos (22,6 %) y la falta de confianza en las instituciones (14,6 %).
Más de la mitad de los encuestados reconoció tomar medidas para evitar situaciones conflictivas, como dejar de vestir sotana o alzacuello, o renunciar a determinadas funciones. Fuera del ámbito parroquial, el 57,2 % se siente seguro llevando indumentaria clerical, porcentaje que asciende al 89,7 % si no la utilizan.
Según los datos recogidos, el 96,4 % de los participantes considera que el principal detonante de la agresividad es la imagen negativa del clero en los medios, seguida por las tensiones sociales y políticas (91,1 %). Además, el 85,9 % cree que la violencia contra los sacerdotes ha aumentado en la última década.
Guerra entre el cristianismo y el liberalismo
El profesor Krzysztof Koseła, presidente del Consejo Científico del ISKK, señaló que, desde 2020, los sacerdotes han pasado a formar parte del mismo grupo de riesgo que los periodistas, sufriendo agresiones físicas e incluso homicidios. En su opinión, los factores clave detrás de este fenómeno son la mala imagen del clero, el conflicto entre el cristianismo y el liberalismo –al que calificó como una «guerra cultural»– y los errores cometidos por los propios sacerdotes.
Por su parte, el portavoz de la Conferencia Episcopal Polaca, el padre Leszek Gęsiak SJ, calificó los resultados como inquietantes y apeló a la solidaridad de los fieles con sus sacerdotes. «Es importante que los sacerdotes sepan que no están solos, que hay personas que se alegran con ellos en los buenos momentos y los apoyan en los malos, especialmente cuando se enfrentan a situaciones tan hostiles como las reflejadas en este informe», concluyó.